A SOS Ostalaritza, la plataforma que agrupa a pequeños autónomos, trabajadores y profesionales relacionados con el sector de la hostelería, le siguen "sobrando los motivos" para seguir concentrándose en Vitoria. Así, este mediodía del viernes, con proclamas como "Si no trabajamos, no pagamos", "Limosnas no, rescates sí", "Menos restricciones, más soluciones" o "Bar cerrado, bar arruinado", ha vuelto a lanzar su grito de auxilio en la Virgen Blanca para visibilizar su "dramática situación".

Y mañana también volverá a hacerlo con su participación en la manifestación a favor del empleo, que han convocado comités de trabajadores, como los de Aernnova o Alestis, además de contar con el apoyo de Pentsionistak Araba, y que partirá a las 17.00 horas desde la plaza Bilbao.

Una de estas hosteleras que no ha dudado en acercarse a la Virgen Blanca, e incluso en sostener la pancarta deSOS Ostalaritza, ha sido Ana Albarrán, socia de la taberna El Parral (Cantón de San Francisco Javier, 4). "He decidido venir a esta concentración porque, una vez más, nos han cerrado nuestro local, sin ninguna ayuda, sin contar con nosotros para tomar ninguna decisión y estamos sin trabajar y eso significa estar sin poder ingresar", denuncia.

Y su situación no ha cambiado desde que se produjo el primero de los cierres del sector, allá por marzo de 2020, cuando se decretó el confinamiento domiciliario. De ahí que no sea la primera vez que se anime a secundar este tipo de movilizaciones. "Llevamos muchos viernes aquí, desde el segundo cierre que se hizo en noviembre, aparte de las dos manifestaciones, más la que haremos apoyando a Aernnova desde la plaza Bilbao", detalla.

"Sin las ayudas prometidas"

El establecimiento del Casco Viejo de Albarrán lamenta que todavía no haya recibido "ayudas prometidas directas". Un negocio, que para ir aguantando, ha tenido que ir tirando "de los pocos ahorros que nos quedan, porque nos siguen girando impuestos". Además, ha tenido que llevar a sus trabajadores al ERTE, por lo que desde abril sus empleados "están en precario, al no llegar a cobrar su sueldo íntegro".

Ainara Terrón, del restaurante Corderito, ubicado en el polígono de Ali-Gobeo, es, precisamente, una de esas camareras que también está en ERTE desde noviembre. "He venido aquí porque es una injusticia lo que están haciendo con nosotros. Llevamos desde marzo sin ayudas. Solo se ceban con la hostelería", censura.

Antonio Martín, propietario del bar Monte, en Zaramaga, también lo está pasando fatal. "Nos tienen cerrados, nos obligan a pagar los impuestos. Hoy mismo (por ayer) se ha pagado lo de autónomos y esto, en un bar de Zaramaga, es imposible salir adelante porque no trabajamos como en el centro. Es un barrio con gente mayor y tienen miedo. Ya es el tercer cierre y no sé si aguantaremos", cuenta con gran pesar.

En Judimendi, la situación tampoco está mejor, según remarca Javi Mateos, propietario del bar Paradero. Y eso que él ha sido de los pocos, como dice, que ha tenido la suerte de cobrar ayudas. "Hará una semana que recibí los 3.000 euros del Gobierno Vasco. La situación es dramática. Son duros los cierres y volver a reabrir, aunque nosotros aguantaremos", destaca Mateos, que propone ayudas directas y congelar impuestos y tasas de todo tipo "para que las instituciones tengan sensibilidad con el sector".