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Es la fecha hasta la que la vacunación contra la gripe se va a desarrollar fuera de los centros de salud, con la consecuente movilización de recursos.

a atención primaria, llamada a convertirse en el primer dique de contención contra el covid-19 en esta segunda ola de la pandemia, se sumergirá en apenas 48 horas en un nuevo escenario con el inicio de la campaña de vacunación contra la gripe. Miles de pacientes alaveses considerados de riesgo están llamados a inmunizarse contra el virus clásico de todos los inviernos en un momento crucial por la difícil situación epidemiológica y los centros de salud se preparan para sufrir una presión asistencial añadida a la que ya tienen sobre sus espaldas. Cabe recordar además que, como adelantó este periódico, la vacunación se trasladará desde este martes y hasta el viernes 30 a diferentes puntos de Gasteiz como varios centros cívicos y de mayores (CSCM) y al Iradier Arena, lo que va a exigir una importante movilización de recursos humanos. A esto se unirá, lógicamente, que la demanda habitual no se va a detener en unos ambulatorios y consultorios que durante los últimos meses han afrontado con mucha dificultad la atención y el seguimiento a sus pacientes crónicos y pluripatológicos, dos de los cometidos fundamentales de la atención primaria para ralentizar la tensión sobre los hospitales. El HUA en el caso de la capital alavesa, que ha sufrido además como pocos el impacto del covid desde marzo.

Los problemas, sin embargo, no son nuevos, según reconocen a día de hoy todos los agentes sanitarios contactados por DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA. No hay personal suficiente para hacer frente a una crisis sanitaria de estas dimensiones y tampoco es fácil incorporar más efectivos para aliviar la situación cuando las listas de contratación se encuentran, desde hace tiempo, bajo mínimos. Las nuevas agendas covid, ese seguimiento a los pacientes que han caído y siguen cayendo enfermos, que se extiende como mínimo durante dos semanas, se suman además a unas rutinas que en muchos casos se han visto relegadas en los meses recientes. A ello se ha unido desde el verano otra importante movilización de recursos humanos que habitualmente tienen su hábitat de trabajo en la atención primaria, sobre todo enfermeras, reclutadas por decenas por los servicios centrales de Osakidetza para el rastreo inicial de los casos de covid.

La atención primaria cuenta, además, con una plantilla envejecida, muy golpeada física y psicológicamente por la pandemia, en la que las bajas todavía son numerosas y habituales. Aunque un buen número de profesionales se ha incorporado ya a sus puestos tras las vacaciones y reforzará la plantilla de cara a la campaña contra la gripe, la situación sigue siendo todavía hoy "muy precaria", tal y como apunta Samantha González, secretaria provincial del sindicato de enfermería (Satse).

"La gestión para controlar los brotes de covid se está haciendo bien, pero el trabajo habitual se está quedando muy relegado. El problema es que no llega con lo que hay", sintetiza de nuevo González. Una opinión compartida por Yolanda Riaño, portavoz del sindicato ELA en la atención primaria alavesa, quien recuerda que la falta de profesionales en los centros de salud "se viene sufriendo desde antes de la pandemia", un problema que tiene su origen en la escasez de plazas MIR lanzadas en los últimos años. "Y a todo esto se unen las muy malas contrataciones que se hacen y se siguen haciendo en Osakidetza, que no son nada atractivas. Teníamos muchas deficiencias y el covid las ha agravado", lamenta la sindicalista.

La denuncia al "maltrato" en las condiciones laborales, marcadas por la alta eventualidad de la plantilla, y la consecuente falta de personal es compartida por González, quien recuerda que muchos de esos profesionales que ahora se echan en falta salieron fuera, incluso al extranjero, a buscar un proyecto vital. "Los que aguantan, siguen. Pero los que están hartos, se van, y es normal", describe la secretaria provincial de Satse, que pide a las autoridades sanitarias que hagan "lo que no han hecho antes", como lanzar más OPE y dotadas con personal suficiente para primaria. "Si no tienen una voluntad sincera de reforzarla, vamos a tener este problema siempre", remarca González.

La "varita mágica" que según Riaño se ha utilizado hasta ahora y que, a su juicio, ha constituido "un parche" a la falta de personal ha sido decretar el cierre de determinados centros de salud a las 17.00 horas. Una medida que "no ha servido de nada" y ha "colapsado" un PAC que, a su vez, también fue centralizado en Olaguíbel tras el cierre del recurso de fin de semana de San Martín. "Los parches no sirven, porque se acaban rompiendo", explica gráficamente la representante de ELA. Riaño pone el foco también en el difícil día a día del tantas veces olvidado personal administrativo, que en sus palabras "está viviendo una de sus peores situaciones". "Es un personal de primera línea, pero no para soportar lo que está soportando: La presión por parte del ciudadano que se cansa de esperar y la del propio trabajador del centro que está viendo que sus agendas se disparan", remarca.

González, entretanto, advierte de que las fuerzas están "muy justas" y reconoce la labor de las enfermeras coordinadoras de primaria, que "están manteniendo a su gente animada". "Muchas veces sienten que vamos en un barco a la deriva, sin capitán ni directrices. La gestión es de supervivencia", describe.

Un nuevo escenario. La atención primaria, llamada a convertirse en el primer dique de contención contra el covid-19 en esta segunda ola, se sumergirá en apenas 48 horas en un nuevo escenario con el inicio de la campaña de vacunación contra la gripe. Miles de pacientes alaveses considerados de riesgo están llamados a inmunizarse contra el virus clásico de todos los inviernos en un momento crucial por la difícil situación epidemiológica y los centros de salud se preparan para sufrir una presión asistencial añadida a la que ya tienen sobre sus espaldas.

Dificultades. El traslado de la vacunación a diferentes puntos de Gasteiz, como varios centros cívicos y de mayores (CSCM) y al Iradier Arena, va a exigir una importante movilización de recursos humanos. A esto se unirá, lógicamente, que la demanda habitual no se va a detener en unos ambulatorios y consultorios que durante los últimos meses han afrontado con mucha dificultad la atención y el seguimiento a sus pacientes crónicos y pluripatológicos, dos de los cometidos fundamentales de la atención primaria para ralentizar la tensión sobre los hospitales. La plantilla del servicio, que tiene una elevada edad media, acumula además una gran carga física y psicológica desde el inicio de la pandemia.

La secretaria provincial de Satse apuesta por un refuerzo estructural de la plantilla para hacer frente no sólo a la difícil situación actual, sino a todo lo que pueda venir cuando pase la pandemia.

La portavoz de ELA en la atención primaria no olvida la carga asistencial que está sufriendo estos días este colectivo tantas veces olvidado.