- La noticia corrió como la pólvora en Gasteiz el pasado 7 de agosto cuando Osakidetza pidió públicamente a las personas que hubiesen estado en la discoteca Kilimanjaro durante las tres semanas previas que se hicieran un test PCR. Días antes, un trabajador del local ubicado en la calle Domingo Beltrán había dado positivo por covid-19 y los protocolos sanitarios se pusieron en marcha para descartar un posible brote del virus. Wend Florent, copropietario del Kilimanjaro, había cumplido también con este trámite el domingo 2. Su prueba fue negativa, aunque según denuncia en declaraciones a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, no conoció el resultado del test hasta cinco jornadas después, el día en que el Servicio vasco de salud lanzó su llamamiento a la clientela del local y se procedió a su precinto definitivo. Un cierre del que Florent -asegura- se enteró en primera instancia tras recibir varios mensajes de personas allegadas que habían visto la noticia en los medios de comunicación, antes de comunicárselo a él mismo por teléfono un responsable policial.

Las pruebas PCR, que se realizaron en el centro de salud del Casco Viejo durante los días siguientes, arrojaron dos casos positivos de entre 32 test, según los datos aportados esta misma semana por la consejera Nekane Murga, que dio así por cerrado este caso. A la vista de los datos, pero más todavía de sus sospechas de que ninguna de las personas positivas había estado en su discoteca en las fechas señaladas, Florent descarta categóricamente que se haya producido dicho foco. "En el Kilimanjaro no ha habido ningún brote. Es mentira que haya habido un brote", insiste. El propietario remarca, además, que "casi nadie" había pasado por el local desde que el horario de cierre de toda la hostelería se redujo a las 1.30 horas y el Kilimanjaro empezó a cobrar entrada.

A pesar de todo, el local permanece todavía hoy precintado y, lógicamente, cerrado a cal y canto. Más allá de la desinfección que se debe llevar a cabo para poder reanudar la actividad y que Florent aún no ha podido realizar porque las empresas con las que ha contactado están cerradas en agosto, la situación tiene visos de alargarse aún durante mucho tiempo más tras la clausura total decretada esta semana por el Gobierno Vasco de los locales de hostelería de su grupo. El responsable del Kilimanjaro se siente, además, agraviado, dado que en casos similares, en establecimientos donde sólo se ha detectado un positivo entre la plantilla, las autoridades no han hecho público el nombre de esos locales y éstos han podido reabrir sus puertas en pocos días.

Florent defiende que desde que pudo reabrir la discoteca tras el fin del estado de alarma ha cumplido con todos los protocolos de seguridad exigidos por las autoridades. "La salud pública empieza por mí, por mi familia y luego por mis trabajadores. Yo tengo una mujer y tres hijos, y uno de mis hijos tiene problemas de respiración. Yo tengo que cuidar a mi familia, mis trabajadores y a los clientes antes de todo. Yo soy un hombre responsable y tengo que hacer las cosas bien", defiende el hostelero.

Todas las circunstancias de las últimas semanas y meses han hecho "demasiado" daño a su negocio, por lo que Florent tampoco descarta que tenga que cerrar sus puertas definitivamente tras cinco años al frente de la discoteca. Por el momento, mira a septiembre, momento en el que procederá a su desinfección, para tomar nuevas decisiones. Pese a haber solicitado la ayuda lanzada por el Gobierno Vasco para la hostelería tras el cierre derivado del confinamiento, ésta no ha llegado y Florent tampoco la espera. "El gobierno habla, pero no ayuda nada", lamenta el hostelero, quien también critica la forma de actuar de la administración autonómica en los tiempos más recientes. "Cuando había elecciones, no había problema. Se podían hacer mítines, se podía hacer de todo, se podía votar... Cuando la gente ha votado, ellos han cambiado la cara. Ahora los culpables somos la población. Así no se hacen las cosas. En lugar de ayudar nos están jodiendo", critica Florent.

"Tengo que cuidar a mi familia, mis trabajadores y mis clientes ante todo. Soy responsable"

"La gente votó y el Gobierno ha cambiado la cara. Ahora los culpables somos la población"

Copropietario del Kilimanjaro