l año pasado, durante la bajada del Brujo, los vecinos y los visitantes dijeron no a la violencia contra las mujeres y este año, sin celebrar fiesta, dicen no a la pandemia, renunciando, entre otras cosas, a estas populares jaias.

Y es que, al margen de las verbenas, las degustaciones, el campeonato de zurracapotes, los juegos infantiles y un sinfín de actividades, el momento más esperado es la bajada del Brujo y toda la ceremonia que se organiza alrededor. No es para menos. Se sale en pasacalles desde el parque Lehendakari Aguirre, encabezados por los cabezudos repartiendo estopa con unos globos a la chiquillería y les siguen la txaranga y una enorme multitud entre quienes destacan las cuadrillas y sus pancartas.

El destino de la alegre kalejira es la calle que desciende a los pies de la parroquia de la Asunción, de cuya torre sale una larga sirga que se amarra un camión y que servirá para el viaje del popular Brujo, con cuya presencia dan comienzo las fiestas con verbenas, campeonatos, mercados, gynkanas, juegos infantiles y los fuegos artificiales piromusicales, que este año brillarán por su ausencia. Pero el protagonismo es del Brujo, un personaje que nació en Casa Manolo, un bar que ya cambió de manos y de nombre, hace 52 años, ya que esa sería la cifra de bajadas que se cumplirían en 2020.

La charla estaba entre cinco personas, de las que sobreviven dos: Manolo Besga y Jesús Albaina, que se les ocurrió la idea de que se podía hacer bajar a una persona desde la torre de la iglesia a la calle, a través de un cable y con un asiento especial. Así que no lo pensaron mucho más: se pusieron en contacto con el herrero de Nanclares para que fabricara ese asiento, que debía ser muy seguro ya que la distancia que recorre es considerable. Después tocó buscar al Brujo, alguien que no tuviera miedo y al mismo tiempo fuera ingenioso y popular, ya que aquí no había muñeco que sustituyera a la persona bajando por la sirga. Y además debía pronunciar un discurso desde las alturas.

Así fue como Patxi Hernández Pérez fue el primero el 14 de agosto de 1968 y lo siguió siendo durante 26 años, hasta 1994. Al año siguiente fue sustituido por su hijo, Patxi Hernández López, que lo fue durante 17. En la actualidad lo es Óscar Salgado, aunque en 2014 tuvo que sustituirle el anterior a causa de una operación. Óscar fue elegido por consulta popular.

De hecho, como muestra de agradecimiento de Nanclares de la Oca a su Brujo, en homenaje a todas aquellas personas que hicieron posible la creación y prestigio del personaje, la Junta Administrativa de Nanclares les rindió honores erigiendo una hermosa placa en la plaza, realizada por el escultor Koko Rico, en la que destacan una boina, unas sandalias y el paraguas típico, entre otros elementos.