Vitoria - La carrera profesional y académica de Mercedes Maroto-Valer es la de una batalla personal y laboral contra el cambio climático, para la que, como nunca mejor dicho, ha tenido que luchar contra viento y marea para poder llegar a la cima de lo que hoy es: una vitoriana, que ha llevado el espíritu green de la ciudad verde que la vio nacer en 1971 a lo más alto. No en vano, la universidad de Delft, de Holanda, acaba de investir a esta vicerrectora asociada de investigación e innovación y directora del centro de investigación de soluciones de carbono, en la universidad Heriot-Watt (Edimburgo), con el título de doctora honoris causa, en una ceremonia que tuvo lugar el 11 de enero durante el 177 aniversario de este centro. “Este reconocimiento es un gran honor ya que reconoce no solamente mi trayectoria científica, sino también la labor de todo mi equipo investigador”, explica orgullosa a este diario.

Su larga carrera científica y, en concreto, su trabajo en las áreas de sistemas energéticos de bajo carbono, captura y almacenamiento de CO2 y combustibles solares le han valido este reconocimiento, siendo la primera mujer científica española en obtenerlo. “Recibir la distinción doctora honoris causa es un gran honor y más cuando lo otorga una de las mejores universidades a nivel mundial en el área de ingeniería. El haber sido elegida por un tribunal ilustre reconoce también el mérito y el impacto de mi grupo investigador en el desarrollo de tecnologías energéticas sostenibles”, destaca esta licenciada en Química por la Universidad del País Vasco, que estudió en los colegios San Martín y San Viator, hizo el doctorado en Glasgow y amplió estudios en Estados Unidos, donde fue profesora en Pensilvania.

Si bien, no es su único premio, puesto que, entre otros muchos, en junio de 2018 la sociedad de científicos españoles del Reino Unido (CERU) concedió a esta catedrática el Merit Adward Ceru 2018 por su amplia carrera científica, fundamental en el avance de la ciencia. Además, también ensalzó a Maroto-Valer “como un destacado modelo a a seguir para las mujeres en ciencia y tecnología”. Precisamente, entre sus retos personales, está el de aumentar la presencia femenina en el campo de la investigación. Algo, que en su caso “desde luego no ha sido fácil” y no hubiera sido posible sin el apoyo de su familia. “He sido afortunada porque he podido aceptar oportunidades y retos que se me han presentado. También desde el ámbito profesional, el estar respaldada por un gran equipo de investigación ha sido muy importante en mi trayectoria científica”, añade.

Entre los desafíos profesionales más importantes a los que se enfrenta el equipo que lidera es el de conseguir la transición energética a nivel mundial, sin perjuicio del desarrollo económico, del que dice cada vez ver más cerca. “En los últimos años hemos hecho avances muy importantes en el desarrollo de tecnologías para la reducción de CO2 procedentes del sector energético, industrial y más recientemente aviación. Por supuesto tenemos que ser conscientes de que esto se debe hacer sin poner en peligro el desarrollo económico y éste es el principal reto. Cada día, estamos más cerca, pero sigue haciendo falta potenciar la inversión para que estas tecnologías puedan alcanzar su potencial y cumplir objetivos medio ambientales”, subraya esta investigadora, que ha firmado medio millar de publicaciones científicas.