6 de abril de 1930

ejamos a los futbolistas del Deportivo Alavés sobre el terreno de juego de Mendizorroza, retirándose a los vestuarios del campo en medio de una sonora ovación y voces de aliento de sus incondicionales. ¡Sin estridencias! El 30 de marzo, hace tan sólo siete días, el Glorioso es, ¡por fin!, nuevo equipo de Primera División. Recalco lo de sin estridencias porque durante el partido frente al Betis (2-0), según lamenta Hilario Dorao, último y primer presidente del Sport Friend’s y Deportivo Alavés respectivamente, en su crónica de La Libertad, el aficionado se muestra frío y distante: “Apagamiento (sic), a pesar de ser campeones. El público quedaba un poco preocupado, pues no había satisfecho sus anhelos el equipo. ¿No es suficiente ser campeones? ”, acaba preguntándose ‘Deporte’. Pero los éxitos del equipo no se pueden olvidar fácilmente.

El Deportivo Alavés ha pasado de la Serie ‘B’ a semifinalista del Campeonato de España y en esta temporada, 1929-30, se ha proclamado Campeón de Vizcaya y de Segunda División, con ascenso a Primera. Los festejos por este doble éxito de campeones y ascenso, nada de recibimientos en la Virgen Blanca por parte de los aficionados albiazules, son sobrios y sencillos. El mismo domingo del partido, la Directiva que preside Félix Alfaro premia a sus jugadores con una cena, servida en el prestigioso restaurante vitoriano de Marcelino del Rey ubicado en la calle La Paz.

Los actos de mayor relieve se dejan para el domingo 6 de abril, fecha en la que el nuevo ‘primer divisionista’ comienza su andadura en el Campeonato de España de 1930, enfrentándose al Sporting de Gijón en Mendizorroza. El primer acto, en el centro del campo, consiste en la imposición de cuatro lazos a la bandera del club, lazos confeccionados por diferentes talleres de costura vitorianos. Cada uno de ellos representa un hito en reciente historia albiazul: campeones de la Serie ‘B’, subcampeones y campeones, respectivamente, de la Serie ‘A’ y Campeones de Segunda.

La bandera fue bordada, en su día, por modistas gasteiztarrras y donada al club en junio de 1928. La colocación la realizan las propias ‘modistillas’ que han confeccionado los lazos, saliendo al terreno de juego acompañadas de directivos y jugadores albiazules. El siguiente acto, tras el partido en el que vence el Deportivo Alavés al Sporting gijonés (5-1) en la ida de dieciseisavos, consiste en un banquete popular de homenaje a los jugadores albiazules a las 9,30 horas de la noche.

Las tarjetas para asistir a la cena cuestan 8 pesetas (0,04 €) y alrededor de doscientos comensales se reúnen en uno de los comedores del Hotel Frontón, sito en la calle San Prudencio. La mesa presidencial está adornada con la bandera del club, a la que horas antes se le han impuesto los lazos. Tras los postres es el momento de los discursos y de los agradecimientos, tomando la palabra de manera consecutiva el presidente del club, Félix Alfaro; el ‘alma mater’ del Deportivo Alavés en nombre de la Federación Vizcaína de Fútbol, Amadeo García de Salazar; el polifacético Dámaso Villanueva que recita unas coplas albiazules; el entrenador Francisco Baonza, serio y contento; el gran aficionado Gabriel Martínez de Aragón y uno de los socios fundadores del club, Gorka Urquijo.

También interviene el portero albiazul Tiburcio Beristain, un consumado bertsolari, que deleita a los asistentes. Cierra las intervenciones el ex futbolista albiazul Patxi Errasti, invitado al acto, al igual que el irunés Sebastián Camio, otro ex jugador. Antes de llegar la medianoche se da por finalizado el banquete, muchos se dispersan por los céntricos cafés y acaban los actos de homenaje por el ascenso. ¡Parecidos a los que se celebran ahora!.

En el partido de Liga, segunda vuelta, el conjunto gijonés cayó derrotado (3-1), sien-do el autor de los tres goles Manolo Olivares. En el 5-1 del Campeonato de España, los goleadores fueron Albéniz, Calero (2) y de nuevo Olivares, que marcó otros dos.

Los jugadores del Sporting han actuado con bastante entusiasmo, pero acusando en todo momento el peligro local. Los delanteros gijoneses han estado muy lentos y torpes a la hora del chut. Los zagueros de Vitoria se han impuesto por su acometividad y decisión ” (sic).

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