La nieve que anuncian este sábado en Vitoria-Gasteiz trae consigo un murmullo antiguo: el eco del encuentro que disputó el Deportivo Alavés el 6 de marzo de 2005. Aquel día, los babazorros se enfrentaron al Celta, el mismo rival que vuelve ahora a Mendizorroza. La tarde se perdió entre copos y un 0-3 que heló las aspiraciones albiazules de regresar esa temporada a Primera División, un sueño que, pese a todo, se acabaría cumpliendo meses después.
Quien sí guarda un buen recuerdo de aquella contienda es Jandro Castro, autor de los tres goles celestes. Lo hace, además, con claridad, como si no hubieran pasado más de 20 años: “Es difícil olvidar un partido así. Llegamos al estadio sin saber si se iba a jugar o no, pues había una capa de nieve importante y no quedaba mucho tiempo. Pero los trabajadores del Alavés hicieron un gran trabajo. Aunque empezamos tarde, el césped aguantó bien y, hasta que no comenzó a nevar de nuevo, no hubo problema”.
Como cuenta Jandro, la primera mitad transcurrió sin inconvenientes. Fue en la segunda cuando las miradas de los aficionados se perdieron en la nieve, incapaces de discernir lo que ocurría sobre el césped. Ahí llegaron los dos tantos que, sumados al del inicio del choque, le permitieron lograr su hat-trick. “Fue curioso porque, si bien desde las gradas no se distinguía nada, abajo no estaba tan mal. Nos adaptamos a las circunstancias, conseguimos tres puntos clave y me llevé un bonito recuerdo”, dice.
Tal actuación, y otras tantas de calidad que ofreció Jandro durante ese curso, llamó la atención de muchos clubes, incluido el Glorioso, que acabó saliendo vencedor de la puja. Ahora bien, el fichaje “no se cerró” tras ese partido en Mendizorroza, como se ha contado alguna vez. Él está seguro de que “influyó”, pero no habló con el club babazorro “hasta mucho más tarde”, en junio “más o menos”. La oferta de renovación del Celta la rechazó por un enfado en enero, cuando no aceptaron su salida al Atlético.
“Es verdad que hace demasiado frío, pero Vitoria siempre me ha parecido una ciudad espectacular. Se vive muy bien allí y la gente se muestra muy respetuosa hacia ti, incluso cuando las cosas no marchan como deberían en lo deportivo. Eso no pasa en todos los sitios”, responde el exfutbolista asturiano, preguntado por su etapa en el Alavés. Trata de “quedarse con lo bueno” pese a la crisis institucional por la que pasaba el club en aquellos años. Él defendió la elástica albiazul entre 2005 y 2007.
Jandro, por supuesto, no tiene problema en reconocer que, a nivel deportivo, su etapa en el Alavés “fue difícil”. Opina que el equipo de la campaña 2005-06 contaba con mimbres para haber conseguido la permanencia, que se “escapó” en el descuento de la última jornada. “Con un poco más de calma, de estabilidad en el club, creo que nos hubiéramos salvado. No fue fácil jugar con entrenadores a los que no les dejaban trabajar y un presidente que se sentía por encima de todo”, manifiesta.
Ahora bien, aunque la mayoría de momentos bonitos como babazorro fueron más a nivel personal que deportivo, el de Mieres sí que recuerda con cariño el asalto a San Mamés. Hasta hace unas semanas, ese era el último triunfo del Glorioso en terreno bilbaíno, al menos contra el primer equipo del Athletic: “Ganar ese derbi dio un poco de luz a aquel año, sí. Cómo olvidar los goles de Nené y Bodipo. Ya te digo, considero que teníamos un equipazo y fue una pena que no se dieran las cosas”.
EN LA ACTUALIDAD...
Jandro, que hoy es entrenador, sigue la actualidad del Alavés. No tanto como le gustaría, pues, sobre todo, se enfoca en estar pendiente de lo que ocurre en Segunda División, pero sí que ve algún que otro partido. Y le gusta lo que se está haciendo esta temporada. Valora que el equipo tenga “muy marcado” su “sello de juego” y cree que “no debería sufrir demasiado” para conseguir la permanencia esta temporada.
Sobre Coudet, que fue compañero en el Celta, solo le salen buenas palabras. Es un entrenador que le gusta, de quien aprecia su capacidad para formar escuadras que “juegan bien sin perder la solidez atrás”. Eso sí, no se imaginaba que el argentino acabaría siendo técnico: “Es difícil pensar en ello cuando aún eres futbolista. También coincidí en Vigo con Berizzo y lo mismo. Yo no me lo planteé hasta mis últimos años de carrera”.
La trayectoria de Jandro en los banquillos comenzó en el Acero y la cantera del Villarreal. En la temporada 2023-24, recibió la llamada del Amorebieta ya con el curso iniciado -los vizcaínos eran colistas de la categoría de plata- y, pese a que no evitó el descenso, su labor fue muy reconocida. Se marcó una segunda vuelta de 31 puntos, números de playoff. Al año siguiente, el asturiano tomó las riendas del Cartagena, también con la campaña en curso, y no pudo reconducir la situación.
Ahora, como la mayoría de entrenadores sin equipo, Jandro dedica su tiempo a “ver mucho fútbol”. Asimismo, aunque le gustaría en algún momento coger un proyecto desde el principio, pudiendo participar en la construcción de la plantilla y dirigiendo él la pretemporada, confía en volver a la acción esta misma campaña. Ha recibido alguna que otra llamada de Primera Federación, pero está esperando a que llegue interés de la categoría de plata.