La vida de Abde Rebbach no ha cambiado pese haber llegado a ser futbolista profesional. Su día a día en Vitoria-Gasteiz es muy similar al que era cuando defendía los colores del Iru Bat, Ariznabarra o San Ignacio.

Usted es uno de los muchos chicos que se forjaron en la calle, no en una academia, ¿cómo le ha cambiado al vida convertirse en futbolista profesional?

No ha cambiado apenas, si te soy sincero. Sigo haciendo lo mismo. Desayuno en el mismo bar de siempre, mantengo los mismos amigos que en mi infancia... Mi vida es la misma.

¿Y en algún momento se imaginó que llegaría tan lejos? 

La verdad es que sí. Al final yo vine aquí con ese objetivo en la cabeza. Quería llegar al fútbol profesional. Y lo he conseguido. Ahora bien, no fui consciente de ello, de que podía lograrlo, hasta que entré en la cantera del Alavés. 

Imagino que, de pequeño, era de los que en los patios se iba de todos los compañeros. 

(Ríe). Un poco, sí. Y me gustaba eso.

Abde Rebbach, durante su entrevista con DNA en Mendizorroza. Pilar Barco

¿Contaba con un plan B si lo del fútbol no le salía bien?

Se me pasaba alguna idea por la cabeza, pero ninguna clara. Es cierto que, en mi caso, aposté el cien por cien al fútbol, si bien siempre es necesario tener una alternativa. 

Y para alguien como usted, que era aficionado del Alavés y venía a Mendizorroza habitual, ¿cómo es ahora estar sobre el césped?

Sorprende, eso lo primero. Como dices, yo hasta hace poco más de tres años me sentaba en esa grada de ahí. Y es muy especial, claro. Te sientes único cuando saltas al césped y ves a toda la afición. Agradecemos mucho cómo aprietan y lo que nos apoyan.

¿Qué consejo le da a los que están recorriendo su mismo camino? Ya sabe, intentar llegar al primer equipo desde abajo. 

Lo más importante es ser consciente de que va a ser necesario sacrificar muchas cosas. Aunque mucha gente lo piense, no es nada fácil llegar a ser futbolista. Nadie te asegura el éxito, pero con mucho trabajo se puede. 

"Lo que recomiendo a los canteranos es que sean conscientes de que van a tener que sacrificar muchas cosas"

Ha habido, eso sí, un gran cambio a nivel de cantera en los últimos años, en comparación con cuando usted llegó. 

Sí es cierto que, cuando yo fiché por el Alavés, instalaciones como la residencia ya existían. El mayor cambio pienso que ha sido a nivel de captación. Recuerdo que, cuando me enfrentaba al Glorioso estando en el Iru Bat, todos los rivales eran de Vitoria. Y ahora para nada. 

¿Alguno de sus compañeros de la infancia, ya sea de Vitoria o de su ciudad natal, han logrado vivir del fútbol o es la excepción?

Diría que no, pero todavía están a tiempo. No todos somos especiales –en referencia a Lamine Yamal– como para llegar con 16 años a la élite. Con 26 o 27 todavía te quedan trenes para vivir de ello.