Cuando Abdel Abqar quedó fuera de combate en la recta final del fatídico partido ante el Real Madrid debido a una severa lesión muscular que difícilmente le impedirá jugar en lo que resta de curso, un halo de preocupación invadió a todo el alavesismo.

La pérdida del central marroquí constituía un duro golpe para el Glorioso por tratarse del líder de la defensa y un central que lo había jugado prácticamente todo en la presente campaña cuando había estado sano.

Pues bien, el Alavés ha salido muy airoso de las dos jornadas en las que ha estado huérfano de su concurso. Tanto ante el Sevilla como la Real Sociedad, partidos en los que se ha obtenido un meritorio botín de cuatro puntos de seis posibles, la zaga babazorra ha rendido a un nivel más que notable.

Y todo ello gracias en buena medida a la providencial irrupción de Facundo Garcés, uno de los tres refuerzos de Sergio Fernández para el mercado invernal junto a Carles Aleñá y Pau Cabanes que definitivamente ha entrado con un pie inmejorable en el equipo en un momento crítico de la campaña.

A la espera de que pueda dar continuidad a sus actuaciones en los exigentes compromisos a la vuelta de la esquina ante el Atlético de Madrid y el Athletic, el fornido central argentino ha dejado claro que es un futbolista de garantías para seguir cimentando la laboriosa salvación albiazul.

Garcés despeja un balón en presencia de Oyarzabal ADRIAN RUIZ HIERRO

Su evidente falta de ritmo tras más de un año sin jugar como consecuencia de la drástica determinación del Club Atlético Colón de apartarle de la dinámica del equipo hizo que le costara entrar más de la cuenta en los planes de Eduardo Coudet. No ha sido hasta la lesión de Abqar cuando a Garcés se le ha abierto el cielo a la hora de presentar sus credenciales para liderar con puño de hierro la zaga del Glorioso.

El santafesino hizo pareja en primera instancia con Sedlar ante el Sevilla en una jornada donde una solitaria desatención defensiva permitió el gol hispalense obra de Peque, por suerte neutralizado después por Kike García.

Frente a la Real Sociedad, Garcés se complementó a la perfección con Mouriño, de vuelta al once inicial tras la sanción por cumplir ciclo de amonestaciones que le impidió estar en el Ramón Sánchez Pizjuán.

Entre ambos no dejaron resquicio alguno para que la peligrosa delantera txuri-urdin capitaneada por Oyarzabal destapara su talento en Mendizorroza. Sin obviar la consistencia de Tenaglia y Manu Sánchez en los laterales, el Alavés se agarró a la consistencia de sus dos centrales sudamericanos, cortados por el mismo patrón del liderazgo y una fuerte personalidad, para dejar la portería a cero por sexta ocasión en el frente doméstico.

Mouriño hostiga a Brais ADRIAN RUIZ HIERRO

Expeditivos y rápidos

Mouriño, que ya había puesto encima de la mesa argumentos poderosos en muchos partidos de esta temporada, encontró esta vez en Garcés a un socio ideal para levantar un muro delante de la portería de Sivera.

Ambos estuvieron expeditivos en el corte, no flaquearon en el juego aéreo cuando la Real colgó algún balón al área y también hicieron gala de su velocidad para recuperar hacia atrás cuando la defensa subió varios metros la línea hacia el centro del campo. Difícil pedir más teniendo en cuenta que era la primera vez que simultaneaban su presencia sobre el césped.

Mouriño y Garcés responden a ese perfil de defensas duros y correosos que cualquier delantero rival detesta cuando salta al campo. No evitan el choque y ganan toda clase de duelos. Además, tanto el charrúa como el argentino son especialistas en sacar de sus casillas a los rivales con esa verborrea propia del otro fútbol. En definitiva, dos centrales cancheros y sobrados de oficio de los que gustan sobremanera a la afición de Mendizorroza.

Lo único evidente a estas alturas es que, si quiere mantenerse en Primera, el Alavés necesita mostrarse como un equipo serio y rocoso en labores defensivas que no permita alegrías a sus rivales.

Hasta hace bien poco se contaban con los dedos de la mano las ocasiones en que Sivera, Owono o Adrián Rodríguez, los porteros que han ocupado la portería babazorra durante estos meses, habían dejado a cero su portería.

Pues bien, el nuevo muro conformado por Coudet en el eje de la zaga tras la baja de Abqar también ofrece garantías para que este final de temporada resulte lo menos angustioso posible y la ansiada permanencia sea una realidad.