Alavés 1-0 Real Sociedad: un triunfo para creer
El gol de Tenaglia a balón parado permite a los babazorros reencontrarse con la victoria en Mendizorroza y salir del descenso
Una victoria como la cosechada este miércoles es lo que necesitaba el Deportivo Alavés para confiar más que nunca en su permanencia. Después de mucho sufrimiento, los babazorros pudieron al fin hacer un fortín de Mendizorroza, donde superaron a la Real Sociedad y mantuvieron su portería a cero para salir del descenso. La solución a los problemas en ataque del equipo fue un golazo de Nahuel Tenaglia en un córner (1-0).
El 1x1 del Alavés ante la Real: Tenaglia, un héroe merecido
Fiel a sus ideas, Eduardo Coudet no dio lugar a grandes sorpresas en su once inicial, donde repitieron sus hombres de mayor confianza. Las tres novedades respecto a los que iniciaron el duelo frente al Sevilla fueron Manu Sánchez, Santi Mouriño y Carlos Martín, ocupando los sitios de Moussa Diarra, Aleksandar Sedlar y Carles Aleñá. Tanto el lateral madrileño como el central uruguayo cumplieron sanción en el Sánchez Pizjuán.
El Alavés, pese a las intenciones expuestas por su entrenador en la previa, no fue capaz de imponer en los primeros minutos su condición de local. Las interrupciones protagonizaron el juego y, si alguien llevó la batuta del mismo, ese fue la Real. Sin peligro, eso sí. Ninguna de las dos escuadras, erráticas en las combinaciones, pudieron acercarse siquiera a la meta rival. Tanteo y cero riesgos como tónica en el comienzo del choque.
La cosa mejoró ligeramente sobre el minuto 20, cuando los visitantes se estiraron y lo mismo hicieron los babazorros. Las ocasiones, sin embargo, siguieron brillando por su ausencia. Las imprecisiones en el centro se trasladaron a la zona de tres cuartos, en parte por la intensidad defensiva, y solo hubo que contar una intervención de Sivera y otra de Remiro, ambas poco exigentes, hasta que Busquets Ferrer decretó el descanso.
Durante la primera mitad, al Glorioso le faltó lo mismo que en anteriores partidos en Mendizorroza: profundidad. Con la retaguardia de la Real bien plantada, ninguno de los babazorros tuvo la confianza o el talento necesario para desequilibrar por sí mismo. Además, tampoco se aprovechó el balón parado, que suele ser una de las soluciones cuando el juego es espeso. Lo mismo, eso sí, echaron de menos los txuri-urdines.
El plan de Coudet funciona
Precisamente, neutralizar a Kubo, Sergio Gómez y el enrachado Oyarzabal fue el mayor mérito del Alavés antes del descanso. El problema era que, llegados a este punto del campeonato, el empate servía más bien de poco, por lo que los de Coudet tendrían que acelerar en la segunda mitad. Eso también exigió la afición, que no falló a su equipo aun siendo el derbi en día y horario intempestivo. 17.049 seguidores se dieron cita.
TENAGLIA ROMPE LA IGUALDAD
Tras el paso por los vestuarios, al contrario que otros días, el Chacho dio entrada a Guevara y Conechny en detrimento de Joan Jordán y Carlos Martín. No le había gustado al argentino lo visto hasta ese momento. Y esos dos cambios, aunque no directamente, sí que influyeron en el encuentro. El ritmo fue mayor al acontecido en el primer tiempo y, superada la hora de juego, los gasteiztarras lograron adelantarse en el electrónico.
Y el gol, ante la falta de claridad, llegó a balón parado. Ya en el minuto 75, Carlos Vicente mandó un córner al corazón del área visitante y allí apareció Tenaglia para sorprender a Remiro de volea (1-0). Un remate inapelable, cargado de rabia y merecido, pues el lateral argentino está siendo de los albiazules más en forma esta temporada. Lo más difícil estaba hecho: tocaba defender la ventaja y, por qué no, buscar la sentencia.
Ya en la recta final de la contienda, con Protesoni (Guridi) y Toni Martínez (Kike) también en el verde, el Alavés supo gestionar muy bien su favorable escenario. Cortó una y otra vez el ritmo de la Real, impidiéndole avasallar el área de Sivera, y no renunció al ataque. Así, pudo verse a un equipo que, aun exigido, no acabó el partido colgado del larguero y amarró el triunfo, aunque no sin tensión por un gol anulado a Óskarsson.