El Alavés, con una cara en casa y otra a domicilio
Los babazorros son, junto al Celta, el sexto mejor visitante de 'LaLiga' en la segunda vuelta
Lo vivido el sábado en Montilivi fue un ejemplo más de las dos caras del Deportivo Alavés de Eduardo Coudet: una en Mendizorroza y otra a domicilio. Todas esas dudas que tiene el equipo en casa se desvanecen cuando juega como visitante. Y menos mal, pues es su notable desempeño lejos de Vitoria-Gasteiz lo que le está dando razones para creer en la salvación. Faltan ocho jornadas y el Leganés, que aún debe jugar, está a tres puntos.
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Profundizando, el balance del Glorioso como forastero desde que el entrenador argentino tomó las riendas es de dos victorias, cinco empates y una sola derrota. Es decir, once puntos de 24 posibles. Algo que, reduciendo el marco a la segunda vuelta, le ha llevado a ser el sexto mejor visitante con nueve créditos de 18 posibles, los mismos que el Celta. Por delante solo están el Getafe (12), Sevilla (11), Barça, Villarreal y Real Betis (10).
Uno de los factores clave en esta diferencia de rendimiento entre jugar en el Paseo de Cervantes y hacerlo fuera es la eficacia en ataque. Aunque al Alavés le cuesta sacar provecho de sus ofensivas en cualquier escenario, la cantidad de goles que marca a domicilio es muy superior. Tres se lograron en el Villamarín y Butarque, dos en El Sadar, Mestalla y Gran Canaria, y uno en Son Moix y Montilivi, para un total de 14 con el Chacho.
En Mendizorroza, en cambio, los gasteiztarras solo han visto la portería rival en tres ocasiones. La diferencia, de once tantos, es abrumadora. La pena, además, es que ese gran desempeño goleador fuera de casa no se haya traducido en aún más puntos. En los partidos ante el Leganés y Las Palmas, sobre todo este último, el equipo tuvo en su mano sumar tres en vez de uno. Los minutos finales le mataron entonces, no así el sábado.
En Montilivi, al contrario que en Butarque y en el Gran Canaria, el Glorioso no se echó atrás en el epílogo del choque y eso hizo que el Girona no pudiera ir a tumba abierta a por el empate. Sin los once albiazules en el área y con varios de ellos dispuestos a salir al contragolpe, los de Míchel no estuvieron cómodos. Y esa decisión fue táctica, no dando entrada a un tercer central. El Chacho demostró haber aprendido de sus errores previos.
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Aparte de esto último, el Alavés demostró desde el pitido inicial que tenía muy claro cuál iba a ser su plan de partido, lo cual no suele verse en Mendizorroza. El equipo, mucho menos nervioso, no se descompuso demasiado atrás y, siempre que pudo, salió al contragolpe dispuesto a poner en apuros a Gazzaniga. Una estrategia que pudo haber salido mal, pero en la que los futbolistas confiaron. Basta con eso muchas veces.
Tal capacidad de competir a domicilio es, probablemente, lo mejor que le ha dado el Chacho al club babazorro en estos cuatro meses al frente. Con Luis García también se daba la cara lejos del Paseo de Cervantes, pero no con el convencimiento de ahora. Un triunfo –en Anoeta– y siete derrotas fue el balance del técnico madrileño en este sentido. Y eso que hubo varios escenarios favorables, como Vallecas tras la expulsión de Mumin.
REACCIONAR EN CASA
El problema del argentino es que, salvo que dé la sorpresa en el Sánchez Pizjuán y San Mamés –el José Zorrilla debería ser factible–, lo más probable es que no le valga solo con rendir como visitante para salvar la categoría. Restan más partidos en Mendizorroza que fuera y, para no depender de que los rivales directos tiren piedras a su propio tejado, es necesario recuperar la condición de fortín del estadio albiazul. Inexistente hoy.
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Actualmente, el Alavés es de los locales más endebles de LaLiga, a la altura de Las Palmas o el Real Valladolid, y por su casa aún deben pasar el Real Madrid, Real Sociedad, Atlético, Valencia y Osasuna. Tres duelos frente a oponentes de varios escalones por encima y dos contra rivales directos. La cuestión es si se jugarán algo los che y los rojillos cuando visiten Vitoria-Gasteiz en mayo. Ahí, seguramente, se decidirá el futuro babazorro.