Importantísima conquista del Deportivo Alavés en la guerra por la permanencia. Donde menos se esperaba, en Montilivi y frente a un Girona necesitado, los babazorros volvieron a demostrar que no van a rendirse y que quieren ser uno de los equipos que continúen en Primera División. El gol de Carlos Vicente para ganar por la mínima en suelo catalán asegura a los del Chacho Coudet acabar la 30ª jornada fuera de los puestos de descenso.
Fiel a sus principios, el técnico argentino volvió a dar continuidad al once inicial de las últimas jornadas. Las únicas novedades, dos en concreto, fueron por obligación: Moussa Diarra entró en lugar del sancionado Nahuel Tenaglia, desplazando a Santi Mouriño al lateral derecho, y Carlos Martín inició en el extremo zurdo, donde no pudo partir Carles Aleñá por una sobrecarga muscular. Vicente lo hizo en la derecha y Adrián Rodríguez fue el descartado.
Los primeros compases fueron de color albiazul. El Alavés saltó al césped con una marcha más que el Girona y fue capaz de plantarse varias veces en el área rival. Lo hizo rápido y en pocos toques. Sin temor. Así, a los siete minutos, llegó la primera ocasión: un contragolpe de Carlos Martín que, al llegar a las inmediaciones de Gazzaniga, se frenó y envió un pase a la medialuna, desde donde Kike García remató demasiado centrado.
Ese aviso del punta manchego ayudó a los de Míchel, insatisfecho en la banda, a coger el pulso al partido. Los locales fueron haciéndose dueños de la pelota, tratando de crecer a través de ella. Y Danjuma destacó como su principal amenaza. Su disputa con Mouriño fue de lo más interesante de la primera mitad, más todavía en vista de que el uruguayo salió vencedor la mayoría de veces. No le dejó respirar al extremo gironí.
Positivo fue que el Alavés no renunciara en ningún momento a su plan. Con más o menos posesión, los de Coudet aprovecharon cada pérdida del Girona para ser verticales y buscar la meta rival. Faltó, eso sí, mayor acierto en los metros finales. No solo en el remate, también en el último pase. Ahí es donde más se notó la ausencia de Aleñá, si bien Carlos Martín aportó otras cosas. Se vio a las alas más profundas que otros días.
GOLPE EN EL MEJOR MOMENTO
Esa actitud se mantuvo también al comienzo de la segunda mitad pese a que los locales dieran un paso al frente. Antes del minuto 60, Van De Beek tuvo la ocasión más clara hasta ese momento, por medio de un remate raso desde la frontal que sacó Antonio Sivera con una gran mano. Una acción peligrosa a la que, poco después, siguió una volea de Asprilla que se marchó desviada por poco. Pero el fútbol es impredecible.
Cuando mejor estaba el Girona fue cuando golpeó el Alavés: Kike peleó un saque de puerta para que el balón le cayera a Carlos Vicente, este hizo una pared con Guridi y, ya dentro del área, no perdonó y superó a Gazzaniga con un disparo cruzado (0-1, min. 61). Algo que hizo estallar de júbilo no solo a los once sobre el césped y al banquillo albiazul, sino también a la hinchada presente en Montilivi, capaz de echar abajo el metacrilato.
Ya por delante en el electrónico, el Chacho empezó a mover el banquillo. Los dos primeros revulsivos en saltar al verde fueron Ander Guevara (Joan Jordán) y Carles Aleñá (Guridi, con amarilla) y más adelante lo hizo Tomás Conechny (C. Martín).
En la recta final, al Alavés no le quedó otra que apretar los dientes y aguantar las acometidas gironís. Portu, incorporado poco antes, generó la mejor oportunidad con un pase raso que se paseó por el área albiazul. Le ganó la partida a Abqar en esa acción. La gran diferencia respecto a otros partidos fue que no se renunció al ataque. Sin estar metido atrás, se sufrió menos y se logró aguantar la ventaja. Mouriño, incluso, pudo sentenciar de cabeza.