Crueldad en el epílogo del Atlético-Alavés
Leves detalles dejan a los babazorros sin poder puntuar tras un esfuerzo descomunal en Madrid
Estuvo más cerca que nunca el Deportivo Alavés de romper su sequía de casi tres meses a domicilio sin sumar como visitante, pero el equipo vitoriano se fue con las manos vacías tras un ímprobo esfuerzo en el Metropolitano. La sexta derrota consecutiva lejos de Mendizorroza dejó esta vez un regusto menos amargo, aunque también cabe reconocer que los babazorros jugaron con fuego con el paso de los minutos al encerrarse en su área y permitir que los hombres frescos de Simeone como Sorloth marcaran, a la postre, la diferencia.
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El noruego echó por la borda el gran trabajo albiazul siendo decisivo en la remontada del Atlético. Primero provocó un penalti muy polémico por una mano de Abqar tras una disputa aérea entre ambos y más tarde resolvió con un derechazo dentro del aérea tras ganarle la espalda a Diarra.
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Leves detalles dejaron al Glorioso sin puntuar pese a su encomiable labor. Después de que se le abriera el cielo en los albores tras una ingenua mano de Galán dentro del área y el penalti transformado con maestría por Guridi, el conjunto vitoriano no pudo resistir el terrible asedio local y encajó en el epílogo dos tantos que le dejaron con la miel en los labios.
Guridi, tercer lanzador de penaltis del Alavés esta temporada
Desde el 0-1, el Alavés replegó líneas, apenas concedió espacios y levantó un muro delante de Sivera que vivió tranquilo durante muchos minutos para conservar su tesoro. El Atlético se adueñó del esférico, pero careció de profundidad y tan solo merodeó el empate tras una dentellada aislada del bullicioso Correa que terminó con un remate de Lino al travesaño.
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Fue el vitoriano un equipo disciplinado y solidario que aprovechó la parsimonia rojiblanca para trenzar el juego y supo leer a la perfección lo que demandaba el choque. El Alavés se hizo fuerte en una parcela defensiva donde había manado sangre en las últimas jornadas.
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Oficio a raudales, buenas coberturas, ingrato trabajo de los extremos ayudando a los laterales, asombrosa capacidad de Kike García para retener el balón rodeado de muchas camisetas rojiblancas... La confianza colectiva subió como la espuma a medida que transcurrieron los minutos y el Atlético tan solo creó peligro a base de tiros lejanos.
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La ofensiva madrileña se recrudeció, eso sí, con los cambios de pronunciado carácter ofensivo del Cholo Simeone en el intermedio. Como cabía esperar, el preparador argentino metió más madera sobre el césped con Sorloth y su hijo Giuliano en lugar de Llorente y Galán. Más tarde, Julián Álvarez hizo lo propio con Correa redoblando la apuesta del Atlético por la remontada.
El Alavés se mantuvo impertérrito con una seguridad a prueba de bombas y achicó agua de manera notable hasta que las fuerzas empezaron a flaquear. Abqar recobró una de las mejores versiones de la presente campaña y Mouriño, que no era titular desde el lejano 6 de octubre ante el Barcelona, se convirtió en un sólido aliado del marroquí en el eje de la zaga.
Cuando no fue el sacrificado trabajo colectivo lo que sostuvo a flote al Alavés, ahí apareció un día más Sivera. El meta levantino metió un pie prodigioso en el minuto 69 que evitó las tablas de Simeone. Bien avanzado el choque, Luis García metió piernas frescas y cambió el dibujo. La entrada de Diarra por Guridi plantó al Glorioso en un 5-4-1 lógico para contener los centros laterales del Atlético. En uno de ellos, llegó el surrealista penalti con que García Verdura sancionó al Glorioso.
El colegiado catalán decretó una mano de Abqar tras una pugna áerea en la que se vio desequilibrado por el noruego y el balón le golpeó en el brazo cuando estaba de espaldas. Esa acción fue el principio del fin para los albiazules, que cuando las manecillas del reloj se acercaban al minuto 80 encajaron el segundo jarro de agua fría tras un despiste de Diarra. Sorloth ajustició a Sivera y el Alavés quedó sin capacidad de reacción.