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Atlético 2-1 Alavés: otra jugada 'gris' que condena a los babazorros

Un ilógico penalti señalado a Abqar, similar al sufrido en La Cerámica, deja sin valor el gran trabajo del conjunto gasteiztarra en el Metropolitano

Atlético 2-1 Alavés: otra jugada 'gris' que condena a los babazorrosEfe

Frustración. Ese fue el sentimiento que dejó la contienda en el Metropolitano a un Deportivo Alavés que hizo muchas cosas bien, pero acabó cediendo ante un Atlético de Madrid favorecido por un reglamento absurdo. 0-1 era el resultado en el minuto 76 y 2-1 acabó siendo como consecuencia, principalmente, de un penalti pitado a Abdel Abqar igual de ilógico que el de Manu Sánchez en La Cerámica. Jon Guridi, también de pena máxima, marcó el gol albiazul

Para la visita al feudo colchonero, Luis García Plaza introdujo dos novedades en el once inicial respecto al duelo ante el Villarreal: Santi Mouriño ocupó el lugar de Adrián Pica en la zaga y Carlos Martín hizo lo propio con el de Abde Rebbach en el extremo zurdo. Lo que no varió, sin embargo, fue el dibujo (4-2-3-1), y eso que el técnico había avisado en la previa que barajaba la posibilidad de salir con una línea de cinco defensas

Los primeros compases fueron muy cómodos para el Alavés, mucho más de lo esperado. Los albiazules se encontraron con un Atlético que apenas presionó su salida de balón y eso les permitió, además cruzar la medular sin riesgos, buscar a sus hombres de banda continuamente. Uno de esos envíos tuvo premio: Carlos Vicente recibió, centró al área y, en la trayectoria, apareció la mano de Javi Galán, quien cometió un claro penalti.

García Verdura, el colegiado principal, no tuvo dudas y fue Guridi el encargado de colocar la pelota en los once metros para engañar a Oblak y estrenar el marcador del Metropolitano (0-1, min. 7). Este contratiempo, inesperado lo más seguro, despertó a los de Simeone, pero no lo suficiente. Aunque el Glorioso tuvo que ceder metros, el ritmo tan pobre de los locales hizo que la zaga, en línea de seis a veces, no sufriera en exceso.

La única ocasión clara que tuvo el Atlético para empatar antes del descanso fue un disparo al larguero de Samu Lino, previo toque en la cabeza de Antonio Sivera, fruto de una pelota suelta que se envenenó al no poderla despejar la defensa alavesista. Salvo por ese despiste, los de Luis García se mostraron extremadamente sólidos y solo se echó en falta mayor talento para castigar al contragolpe. Costó mucho salir a partir del 0-1. 

Reseñables son, en relación con la buena labor atrás, las constantes ayudas que ofrecieron no solo los dos Carlos (Vicente y Martín), sino también los hombres del centro del campo. Cada movimiento tuvo su sentido táctico y los rojiblancos vieron limitado así su potencial ofensivo a centros laterales o lanzamientos lejanos. Kike García también tuvo su importancia por su capacidad para aguantar el balón y dar oxígeno al equipo.

NUEVA FRUSTRACIÓN

Tras el paso por los vestuarios, vista la timidez de su escuadra, el Cholo decidió agitar el duelo dando entrada a Giuliano (Galán) y Sørloth (Marcos Llorente). Dos cambios que obligaron al Alavés a no arriesgar tanto en la salida de pelota, pero que, en realidad, no se tradujeron en ocasiones. Algo que derivó en la entrada, no mucho más tarde, del resto de artillería de élite: Julián Álvarez (Ángel Correa) y Rodrigo De Paul (Lino). 

La respuesta de Luis García a esa declaración de intenciones de los colchoneros fue esperar. Lo que funciona, dentro de lo posible, siempre es mejor no tocarlo, y esa idea aplicó el técnico babazorro hasta el minuto 72, cuando saltaron Moussa Diarra (Guridi) y Toni Martínez (Kike) al césped. Desafortunado fue que, justo después, García Verdura señalara a Abqar, desequilibrado, un penalti similar al de Manu Sánchez en Villarreal. 

Griezmann no perdonó (1-1, min. 76), aunque sí estuvo cerca Sivera de detener su lanzamiento, y el Alavés volvió a verse ante el reto de manejar su frustración. Una pena que todo el trabajo se fuera al traste en un segundo despiste defensivo, esta vez de Diarra, que aprovechó Sørloth para fusilar la meta del portero de Jávea (2-1, min. 86). A partir de ese momento, no hubo nada que hacer, ni siquiera con el resto de revulsivos.