Dortmund, 10 de octubre. Son las 4 de la tarde y Nerea Calvente está en los aledaños del Westfalenstadion, conocido hoy como Signal Iduna Park. Allí, hace más de 20 años, el Deportivo Alavés vivió la noche más emocionante de su historia y esta gasteiztarra, babazorra de cuna, está dispuesta a recorrer el escenario del que tantas veces le ha hablado 'Tono', su padre. Él, unos meses antes de que naciera la segunda de sus dos hijas, fue uno de los casi 10.000 aficionados que llevaron en volandas a la heroica e incansable escuadra de Mané en su batalla frente al todopoderoso Liverpool.
Mientras charla con su amigo Rubén, quien le ha acompañado en este viaje, le avisan de que ya puede entrar al estadio y, en ese momento, su corazón se acelera. Uno de los motivos por los que está allí es dar una sorpresa a su padre, cuya camiseta, la que llevó a la final, tomó prestada discretamente antes de salir de Vitoria-Gasteiz. Quiere sacarse fotos con ella, que no es otra que la mítica azul y amarilla, y mandárselas por WhatsApp, pero que haya tanta gente a su alrededor, la mayoría con zamarras del Borussia de Dortmund, le echa para atrás: la habitual vergüenza por el qué dirán.
Afortunadamente, Rubén toma cartas en el asunto y, tras animarle insistente a que se quite la chaqueta, consigue que el escudo del Alavés salga a la luz. Lo que él, eso sí, seguramente no sabía es que, desde ese momento, su papel en esta historia no será otro que capturar las decenas de instantáneas que Nerea, ya envalentonada, pedirá para guardar como recuerdo. Varias en el túnel de vestuarios, otras sobre el césped, también en las gradas… No va a marcharse del lugar hasta que el contenido de su móvil no sea suficiente como para montar un tour visual y fiel del Westfalenstadion.
Al acabar la visita, Nerea manda las fotos a 'Tono', quien las recibe con emoción y asombro, pues no se había dado cuenta de que la histórica camiseta del Glorioso había abandonado su armario, y ella también las comparte en redes sociales, tanto en Twitter como en Instagram. Todo estalla por los aires en ese mismo momento: su post se hace viral y recibe multitud de mensajes de alavesistas maravillados. Uno de los que le llega es de este periódico, donde ansiamos conocer los entresijos de una de esas historias que merecen ser contadas por cómo irradian el sentimiento más puro del fútbol.
NEREA Y 'TONO'
“No me esperaba para nada que las fotos fueran a generar tal reacción. Yo las subí de la forma más inocente posible, como he hecho otras veces, y de repente vi que el post se estaba descontrolando. El revuelo me pilló en el aeropuerto y no supe qué hacer con tantos mensajes”, admite Nerea. Aunque han pasado ya dos semanas, todavía no se cree hasta dónde han llegado sus fotos. Sentado a su lado, por supuesto, está 'Tono', el otro protagonista. “A mí, al verlas, me hizo una ilusión tremenda. Se me vinieron a la cabeza muchos momentos de aquel día, que recuerdo con especial cariño”, dice.
"No me esperaba para nada que las fotos fueran a generar tal reacción en las redes"
Nerea y su hermana, Uxue, son alavesistas “desde pequeñitas”. Su padre les hizo socias nada más nacer y, a partir de entonces, seguir las andanzas del club albiazul ha sido la costumbre en casa. “Siempre hemos tenido claro que, si juega el Glorioso el fin de semana, sobre todo si lo hace en Mendizorroza, no podemos hacer planes. Es nuestra prioridad. Lo mismo si existe la opción de viajar fuera”, explica. 'Tono', por cierto, es uno de los muchos aficionados que forjaron su sentimiento en el barro, cuando el equipo, en los 80 y 90, peleaba por sobrevivir entre la extinta Segunda B y Tercera División.
La idea de visitar el Westfalenstadion nace durante su Erasmus en Polonia. Allí conoció al mencionado Rubén, también gasteiztarra, y las tardes y noches viendo juntos al Alavés en el portátil volvieron a despertar en él la ilusión que había perdido por el fútbol. “Le enganché otra vez a esta locura, sí. Tiempo después, como siempre le había gustado la liga alemana, decidimos hacer un viaje por todo el país para conocer los distintos estadios y, obviamente, la parada en Dortmund era obligada”, cuenta Nerea. “Yo me conformaba con ver el estadio por fuera, pero él me animó a hacer el tour”, añade.
"Me hizo mucha ilusión recibir las fotos; fue una sorpresa ver mi camiseta otra vez en Dortmund"
“Ya dentro, cuando se me pasó la vergüenza, estaba como una niña pequeña. Quería sacarme mil fotos para mandárselas a mi padre y guardarlas como recuerdo”, continúa. Nadie, eso sí, fue capaz de reconocer su camiseta. “No era fácil. Sí que me di cuenta de que uno de los de seguridad, al leer 'Dortmund 2001' en la espalda, sonrió, pero poco más. Alguno seguramente pensó que era la de Boca Juniors”, apunta. De todas formas, lo importante para ella en ese momento no era otra cosa que disfrutar del estadio donde se habían desarrollado muchas de la historias narradas por 'Tono'.
16 DE MAYO DEL 2001
“Nunca olvidaré aquel 16 de mayo, esa es la verdad. La experiencia fue tremenda de principio a fin, ya desde que salimos en autobús rumbo al aeropuerto. Convertirnos Dortmund en una pequeña Vitoria-Gasteiz, con Celedón sobrevolando nuestras cabezas, concierto de La Polla Records, paellas gigantes… Hubo dos plazas que fueron nuestras y, además, la relación con los ingleses, que nos daba cierto respeto en un principio, fue estupenda”, recuerda 'Tono'. Su camiseta, eso sí, estuvo en riesgo de no protagonizar esta historia de su hija, pues fueron muchos los reds que le pidieron intercambiarla.
Al preguntarle sobre el partido entre el Alavés y el Liverpool, 'Tono' no sabe ni por dónde empezar. Tras unos segundos de reflexión, “taquicárdico” es la primera palabra que sale de su boca, y eso que el comienzo apuntaba hacia una noche sin sorpresas. “Nadie, al menos a mi alrededor, veía posible lo que acabó ocurriendo después de que nos marcaran dos goles en apenas 15 minutos. Era uno de los mejores clubes de Europa en ese momento; pero, al empatar nosotros, yo creo que se acobardaron. No puedo describir mi reacción cuando Jordi Cruyff marcó el 4-4 a poco del final”, expresa.
Parte de la culpa de que el Glorioso estuviera vivo hasta el último suspiro, dice entre risas, la tiene una de las chicas que formó parte de su expedición a Dortmund: “No sé cómo lo hizo, dado que nos cachearon antes de entrar, pero nuestra amiga cubana logró meter en el estadio una virgen negra y dos cirios y, en cuanto vio el 2-0, bajó a la primera fila a rezar hasta el 3-3. Algo surrealista, pero que funcionó”. Por supuesto, que el Liverpool se llevara el título no le hace recordar esa noche con menos cariño. Él, como dijo Javi Moreno en su día, también siente que se ganó la final, aunque no haya trofeo.
Asimismo, 'Tono' desea que sus dos hijas tengan la oportunidad de vivir una experiencia así algún día. “Va a ser muy difícil, y yo no creo que lo vea, pero quién sabe. Si logramos hacer un par de años buenos en Primera, por qué no va a poder volver el Alavés a Europa”, sugiere. Nerea, claro está, no tiene dudas de que, si se da de nuevo algo así, ella no fallará a la cita. “Creo, además, que la diferencia en las gradas no sería tan grande como lo fue entonces. La afición ha crecido y estoy segura de que muchos jóvenes moveríamos viento y marea para no perdernos esa hipotética final”, concluye.