No sin sufrir y en un encuentro de enorme derroche físico, los pupilos de Luis García dieron un golpe sobre la mesa tras derrotar de manera titánica a una de las revelaciones de la temporada como es el Mallorca. El Deportivo Alavés, por fin, saborea un triunfo en liga y despeja la sensación de incertidumbre generada en el último mes.

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En imágenes: La afición del Alavés arropa al equipo en Mendizorroza Paulino Uribe / Josu Chavarri Erralde

Era la noche marcada en el calendario para lograr el ansiado punto de inflexión. El Deportivo Alavés fue consciente de que debía recuperar a toda costa la solvencia en Mendizorroza para enderezar el rumbo y lo cierto es que el conjunto vitoriano ofreció una de la actuaciones más solventes que se recuerden en los últimos tiempos. 

Y eso que la presa, el Mallorca de Arrasate, obligaba al Glorioso a mantener la cabeza fría durante los 95 minutos, pues el conjunto balear, nutrido de envergadura en la punta de ataque y la retaguardia, es sin lugar a dudas uno de los rivales más incómodos de la competición.

Luis García apostó por la vieja guardia en su once inicial –nueve de los once de inicio formaron parte de la plantilla del curso pasado– y todos los integrantes de la plantilla albiazul dieron el do de pecho. 

Y es que al primer cuarto de hora llegó el primer mazazo al planteamiento del partido con la baja de Protesoni por un pinchazo en el bíceps femoral. Por él entró Guevara, quien cumplió con creces en la sala de máquinas. “El de las grandes ocasiones”, reconoció el propio Luis García respecto al papel del vitoriano.

Entre los artífices del triunfo destacó el pujante Pica, que se doctoró ante un ariete de la talla de Muriqi. Además de la asombrosa actuación del central de 22 años, el Alavés contó para la causa con actuaciones soberbias como la de Kike García en la incesante lucha con Raíllo y Copete, el inconmensurable esfuerzo de Guridi en la mediapunta o el desequilibrio de Abde.

Como no podría ser de otra manera y dada la necesidad de revertir la dinámica, el Deportivo Alavés arrancó impetuoso el trascendental choque frente al Mallorca. El conjunto vitoriano apenas recibió amenazas en su área y fue ganando terreno a su rival con las disputas. 

Sin embargo, al menos en el primer tiempo, no hubo manera de dinamizar el desarrollo de la contienda y el Glorioso se desesperó dadas las constantes interrupciones del juego. De ello fue partícipe en gran medida el árbitro González Fuertes, quien amonestó a tres futbolistas babazorros en el primer tiempo –Kike García, Pica y Abqar– provocando el descontento en los más de 17.000 espectadores congregados en el Recinto del Paseo de Cervantes.

efectividad arriba En cualquier caso, la resiliencia es lo que mejor define la actuación del Deportivo Alavés frente al Mallorca. El conjunto balear llegaba a Mendizorroza como el segundo equipo menos goleado de la competición. Y los vitorianos, con enormes dosis de paciencia en la zona de tres cuartos sumada al olfato de Guridi, fueron capaces de derribar el muro de un acertado Leo Román que, de hecho, evitó un gol en el primer tiempo y la sentencia definitiva de Carlos Martín en el epílogo.

Pero otra de las grandes noticias de la trascendental victoria de anoche radica en haber recuperado la solvencia defensiva. La fragilidad en el área propia constituía uno de los deberes pendientes del Alavés, que había encajado 12 goles en los últimos cinco compromisos de liga. Pues bien, los de Luis García dejaron su portería a cero en una noche en la que Sivera tampoco tuvo que sofocar incendios como en citas anteriores.