Sin alardes y con enorme sopor, el Deportivo Alavés logró el billete para la segunda ronda de Copa tras eliminar al Compostela en una noche en la que el equipo vitoriano volvió a mostrar la sensación de apatía del último mes. 

El conjunto babazorro estuvo lejos de exhibir su colmillo y de hacer valer su superioridad en una noche marcada como el escenario propicio para la reivindicación por parte de los secundarios. Y es que pocos futbolistas que pertenecen a la segunda unidad aprovecharon la oportunidad dispuesta por Luis García en San Lázaro. 

Sí que lo hizo el canterano Egoitz, quien, en su estreno en un encuentro oficial con el primer equipo, fue el autor de la asistencia del primer y único tanto –en propia puerta– de la eliminatoria. 

El gasteiztarra, reemplazo de Tenaglia en el lateral derecho, también cumplió con su cometido en tareas defensivas. Ídem con Abde Rebbach, el único generador ofensivo en un segundo tiempo en el que el Glorioso se limitó a dejar pasar los minutos con el deseo de que el Compostela no materializase una de sus ocasiones en el área de Jesús Owono.

El once inicial de Luis García presentó hasta siete novedades. Tan solo Diarra, Mouriño, Pica y Guevara repitieron en la alineación dispuesta por el técnico madrileño. Entre las titularidades más significativas se encontró la presencia de Luka Romero y Asier Villalibre en el once. Ahora bien, ni el uno ni el otro ofrecieron argumentos suficientes como para hacerse con un hueco en el once inicial. 

El extremo argentino, al que se le presupone la capacidad para generar peligro con su buena conducción de balón, fue incapaz de marcar las diferencias en su carril;y el ariete de Gernika, por su parte, ofreció una actuación muy discreta en la que no llegó a conectar con el resto de los compañeros.

Si el Deportivo Alavés tenía marcada la primera ronda de Copa como el momento para lograr un punto de inflexión en cuanto a sus sensaciones, lo que más se evidenció sobre el terreno de juego fue la melancolía y la falta de exigencia competitiva. De hecho, el Compostela dio el primer susto a los cinco minutos con un remate de cabeza que no llegó a entrar entre los tres palos. Y en la segunda parte, pese a las jugadas aisladas protagonizadas por Abde, el anfitrión contó con un par de ocasiones a través de centros laterales con las que pudo haber llevado la eliminatoria a una hipotética prórroga.

En cualquier caso, el mejor ejemplo del desinterés colectivo tuvo lugar precisamente en la última jugada del encuentro tras un error de Toni Martínez. En una solitaria carrera de Protesoni en el tiempo de alargue, el ariete babazorro falló un gol cantado en el área pequeña que hubiera servido para dejar un mejor sabor de boca. Así pues, el Deportivo Alavés pone ya su foco en el trascendental choque frente al Mallorca inmerso en un estado de forma preocupante.