El Deportivo Alavés suma y sigue en pretemporada. Los de Luis García no han hincado aún la rodilla y se mantienen invictos tras la disputa de cinco partidos amistosos. En esta ocasión, las paradas de un soberbio Sivera y los goles de Conechny y Villalibre permitieron a los albiazules remontar el tanto inicial de Juande y sumar un nuevo triunfo. Un muro atrás y pura dinamita arriba.
Ese es el resumen del partido. Y es que si el cuadro babazorro consiguió la victoria ante los de Óscar Cano fue gracias a la muralla infranqueable en la que se ha convertido el guardameta de Jávea. El meta alicantino estuvo una vez más soberbio. Un muro atrás.
Eso sí, para ganar partidos hace falta artillería arriba y de eso también anda sobrado este Deportivo Alavés. Primero Conechny con un misil desde el borde del área puso la igualada con un lanzamiento de falta perfecto y de bellísima ejecución que entró ajustado por la escuadra izquierda a los tres minutos de recibir el jarro de agua fría del gol del Tenerife y a escasos minutos del final, un cabezazo de un Villalibre recién salido del banquillo ponía el 2-1 definitivo.
Primeros minutos y gol
Lo del Búfalo fue llegar y besar el santo. No había disputado hasta la fecha ni un solo minuto y en el primer balón que toca a la cazuela. Lo dicho. Pura dinamita en ataque. Máxima efectividad para un partido que se puso cuesta arriba en el inicio de la segunda mitad tras un fallo de marcaje de Manu Sánchez a la salida de un córner y permitió a Juande, libre de marca, batir de un cabezazo ajustado al palo a un Sivera que nada pudo hacer.
Ya lo había hecho antes. Y es que si el marcador no se movió en la primera mitad fue en parte al meta valenciano que de nuevo estuvo tremendo. El guardameta de Jávea no es que tuviera mucho trabajo. De hecho, fue un mero espectador durante buena parte de la primera mitad. Sin embargo, esa inactividad no le impidió ser decisivo en una jugada en la que de nuevo demostró que es un portero de los que da puntos y muchos.
Uno de los pocos errores defensivos de la zaga albiazul dejó a Maykel Mesa solo en el área ante el meta albiazul, quien con un paradón espectacular evitó el gol al disparo a bocajarro del atacante chicharrero. A continuación también evitó el tanto de los de Óscar Cano gracias a sus reflejos para sacar la mano y evitar el gol a la salida del córner. Decisivo una vez más.
Mandón de inicio
El cerrojo de un Deportivo Alavés que comenzó dominador de inicio. La mayor calidad de los albiazules les permitió comenzar llevando el ritmo del partido. El Tenerife se limitaba a perseguir sombras ante la fluidez en el juego de los de Luis García Plaza.
Activos por banda, con unos bien compenetrados y valientes Egoitz y Luka Romero por la derecha y Manu Sánchez y Rioja por la izquierda. Combinaciones, aperturas y centros laterales en busca de un remate que no llegaba. Faltaba definición.
El Alavés no encontraba arriba a Kike García. Al menos atrás no pasaba apuros. Salvo esos dos despistes en los que el Tenerife ganó la espalda al cuadro babazorro, el Alavés se mostró de nuevo como un equipo serio, ordenado y sin fisuras.
La rapidez de Diarra permitía corregir cualquier error de sus compañeros. Un muro en polivalente defensa galo, quien demostró su punta de velocidad para tapar una peligrosa internada de Waldo.
Serios al menos ante la falta de mordiente arriba. Y es que en la primera mitad, tan solo se pudo destacar un disparo cruzado con la izquierda de Stoichkov desde el borde del área que salió rozando el palo. Cerca del gol.
Carácter y sangre fría
Sin embargo, el marcador no se movió. Sí lo hizo en la segunda parte. Dio primero el Tenerife. Jarro de agua fría. Sin embargo, el Alavés no se vino abajo. Demostró carácter y sangre fría para remontar.
Este Alavés sabe a lo que juega, es ordenado, con rigor, valiente y puede presumir de todo un portero y de su efectiva artillería arriba.
Paciencia y efectividad. Jugando a lo suyo y eso sí, teniendo de nuevo que echar mano de un inspiradísimo Sivera que salvó otro gol cantado. Tres paradones. Hay portero. También delanteros.
No son muchas las lecturas que se pueden sacar de un amistoso con tantos cambios. Al menos, este Alavés sabe a lo que juega, es ordenado, con rigor, valiente y puede presumir de todo un portero y de su efectiva artillería arriba. Un muro y dinamita