Dentro de poco más de dos semanas, concretamente el 17 de junio, se cumplirá un año del histórico gol de Asier Villalibre en el Ciutat de València, donde el Deportivo Alavés derrotó al Levante para ascender a Primera División. Un éxito que devolvió la ilusión perdida a la hinchada babazorra, y que fue celebrado durante varios días por todo Vitoria-Gasteiz: las calles, con la Plaza de la Virgen Blanca como epicentro, se convirtieron en una fiesta.
Cualquiera podría pensar que esa atmósfera de total felicidad, que también se vivió poco antes en Granada y Las Palmas, es condición sine qua non de los días posteriores a un ascenso, pero lo que está ocurriendo esta semana en Valladolid ha venido a ponerlo en duda. Si bien nada les está impidiendo celebrar su regreso a la élite, la afición blanquivioleta sí que palpa en el ambiente una tensión poco habitual, con Paulo Pezzolano como protagonista.
El técnico uruguayo, tras un curso plagado de rifirrafes con el José Zorrilla, aprovechó sus últimas comparecencias para, inicialmente, admitir que no dejó a sus hijos acudir al duelo decisivo frente a Villarreal B para que no escucharan los cánticos en su contra y, poco después, calificar de xenófoba a la hinchada vallisoletana. Algo a lo que el club respondió con un claro comunicado rechazando las declaraciones.
Esto último ocurrió el jueves y hoy, viernes, ha sido el propio Pezzolano quien ha ofrecido una rueda de prensa para aclarar lo ocurrido: “Me expresé mal y causé un mal entendido. Cuando dije que Valladolid era una ciudad particular me refería a que es un lugar espectacular, con gente cálida, pero cuando entraba al estadio escuchaba cosas en contra. Todo esto me da bronca por no poder estar disfrutando de algo que logramos juntos”.
PRÓXIMO CURSO
Habrá que ver si esta polémica entre el entrenador uruguayo y la afición del Pucela acaba aquí, con la disculpa del primero, o si continúa en el tiempo, sobre todo si el equipo, que será rival directo del Alavés por la permanencia, no arranca de la mejor manera la nueva temporada. No es, eso está claro, el escenario ideal para empezar un nuevo proyecto, más aún cuando Ronaldo, el presidente, todavía no ha decidido si vender o no el club.