Volvía a la titularidad después de más de cinco meses. 157 días habían transcurrido desde la última vez que Ianis Hagi había saltado al césped en el once inicial. Fue un ya lejano 9 de diciembre en la derrota del Alavés por 0-1 frente a Las Palmas en Mendizorroza en la decimosexta jornada. 

En las 19 siguientes no volvería a ser titular. En el banquillo. Su sitio habitual en el presente curso. Anclado a él en muchas ocasiones a lo largo de la campaña. Y es que el mediapunta rumano disfrutó frente al Real Madrid de su séptima titularidad de la temporada.

Con anterioridad había salido entre los once elegidos ante el Athletic, Celta, Osasuna y Betis , entre la sexta y novena jornada, Almería en la 12ª y la ya citada de las Palmas en la 19ª.

El centrocampista rumano del Alavés Ianis Hagi (d) pelea un balón con el delantero brasileño del Real Madrid Vinicius Junior durante el partido de LaLiga entre el Real Madrid y el Alavés, este martes en el estadio Santiago Bernabéu, en Madrid. EFE/ JuanJo Martín JuanJo Martín

Ninguno de esos seis partidos consiguió completarlo el centrocampista nacido en Estambul. Tampoco lo hizo frente al Real Madrid tras ser sustituido por Panichelli. A falta de dos jornadas para el cierre del campeonato, el vástago del mítico Giga Hagi no ha conseguido completar un partido con la elástica albiazul.

En un año difícil para él, en el que de inicio vivió la maldición desde el punto de penalti que afectó en el arranque del curso al cuadro babazorro, al menos frente al gigante blanco pudo sacarse en parte la espina. Y es que Hagi fue el más destacado en el coliseo blanco.

En una noche de lo más oscura, el mediapunta albiazul fue el único que ofreció pequeños destellos para la escuadra de Luis García. Un halo de luz entre tanta oscuridad. Y es que la noche fue de lo más negra para un Glorioso huérfano de pegada.

Efectivo Real Madrid

Un Real Madrid de lo más efectivo sacó provecho de su calidad técnica para golear a un Alavés sobrepasado en muchas fases del partido.Los futbolistas albiazules hicieron kilómetros y kilómetros corriendo detrás del balón y persiguiendo sombras de los futbolistas merengues.

Toque, tras toque, pases y más pases hasta encontrar su oportunidad. Un monólogo en toda regla el del Real Madrid que obtuvo un resultado excesivo.

Los pupilos de Ancelotti se mostraron intratables ante un cuadro babazorro sin la mordiente ni el gen competitivo de encuentros anteriores.

Jugando al tran tran y sin pasar de una tercera marcha, los pupilos de Ancelotti se mostraron intratables ante un cuadro babazorro sin la mordiente ni el gen competitivo de encuentros anteriores. Así no es de extrañar que con muy poco consiguieran perforar la portería defendida por un nervioso Owono.

Superado en la medular

Tres acercamientos con cierto peligro en la primera mitad y tres goles. Efectividad absoluta de un cuadro blanco muy superior que podría rozar la centena de puntos en este campeonato. Si gana los dos partidos que le restan acabará con 99.

El Alavés fue víctima de un Real Madrid muy superior. Sobre todo en el centro del campo, donde la apuesta de Luis García por Guevara no salió bien. El gasteiztarra sufrió sin balón.

Espectador de lujo de los pases de salón del conjunto blanco. El cuadro babazorro echó en falta algo de músculo en la medular para poner en algún aprieto a los finos estiletes del técnico italiano.

Hagi trata de frenar a Bellingham, durante el partido entre el Real Madrid y el Alavés Juanjo Martín

Un Hagi activo y atrevido

Él único que brilló fue Hagi. El más entonado en la caída a los infiernos del Alavés. No fue la noche del cuadro babazorro, pero el rumano trató de reivindicarse en un escenario como el Bernabéu. Muy activo, presionando la salida del balón consiguiendo robar varios balones y demostrando su calidad técnica en varias ocasiones.

De inicio trató de sorprender con un disparo desde casi el centro del campo a un adelantado Courtois. Lo intentó después con un fuerte golpeo que repelió la espalda de Carvajal y puso en aprietos al meta belga en la segunda mitad, que despejó como pudo con una gran estirada dos disparos suyos, antes de ser sustituido. En el último de ellos tras pinchar el balón con un control impresionante, darse la media vuelta y de un disparo raso y ajustado a la base del poste quedarse cerca de un gol que hubiese hecho justicia a su notable partido. No pudo ser. Al menos fue un halo de luz en la oscuridad.