La racha de cuatro partidos consecutivos sumando del Alavés B tocó este domingo a su fin con la visita del Gernika a Ibaia, donde la lucha hasta la extenuación del filial alavesista no fue suficiente para sobreponerse a las dos grandes adversidades que marcaron el partido: un tempranero gol encajado a los seis minutos de juego y la expulsión de Juanmita que obligó a los pupilos de José Manuel Aira a jugar en inferioridad durante una hora.

Con ambos equipos todavía estudiándose mutuamente sobre el césped, el Gernika trenzó una jugada que derivó en un pase en profundidad para Mikel Arzalluz, que galopó con el balón controlado para plantarse solo ante Rubén Montero y batir al guardameta que debutaba con el segundo equipo babazorro.

Pese al mazazo inicial, el Miniglorias no perdió la compostura y empezó a actuar con paciencia y elaborando sus acciones para tratar de restablecer la igualdad en el marcador. Se encontró sin embargo con un rival al que la pronta ventaja dio tranquilidad y mantuvo el partido bajo control amparado en dos virtudes, un gran poderío físico en el centro del campo y mucha solidez defensiva para neutralizar todos los intentos de ataque de los albiazules.

Julen Jon Guerrero presenció el partido en Ibaia junto a su legendario padre Alavés

La misión de levantar el marcador se complicó aun más para los de Aira en el minuto 32, cuando Juanmita vio tarjeta roja por empujar a un oponente sin estar el balón en juego. Con todo, no pareció que la inferioridad afectara inicialmente al Alavés B, que antes del descanso estuvo cerca del empate en un par de llegadas en las que le faltó acierto en el último pase y en la definición final.

Podía hacer dos cosas el filial babazorro de cara a la segunda mitad. Salir a por el empate pese a jugar con uno menos, o hacer de la inferioridad el motivo para replegarse, proteger la mínima desventaja y esperar sus opciones a la contra.

Valiente en su decisión, optó José Manuel Aira por lo primero y sus pupilos merodearon con frecuencia el área vizcaína en los primeros minutos de la reanudación. Pero cuando más cerca parecía estar el empate local, llegó el segundo tanto visitante en un rápido contragolpe del Gernika que culminó Antton Fruniz con un disparo cruzado a los nueve minutos del segundo tiempo.

Maroan da esperanzas

Pareció por momentos la sentencia, pero se encargó de inmediato el Alavés B de demostrar que no lo era. Dos minutos después, uno de los pocos desajustes defensivos de los de Germán Beltrán en toda la matinal habilitó a Maroan Sannadi para recibir en la frontal del área y resolver con un disparo potente y colocado que batió al hasta entonces inexpugnable Jon Altamira.

El gol fue el acicate que necesitaban los vitorianos para creer en sus opciones hasta el final. En una lucha encomiable que llegó a hacer casi olvidadiza la inferioridad numérica, lucharon lo indecible para tratar de alcanzar un empate del que George Gagua, tras sustituir al goleador Maroan, y Egoitz Muñoz, con sus incorporaciones en ataque, estuvieron cerca en más de una ocasión.

También el Gernika tuvo sus opciones de sentenciar, especialmente en una oportunidad que Rubén Montero desbarató de manera providencial para mantener al Miniglorias con vida en el partido. Pero pese al encomiable esfuerzo hasta el último suspiro, el pitido final sonó con el 1-2 en el marcador y los tres puntos se fueron para el casillero del conjunto vizcaíno.