El estreno como titular de Ianis Hagi, acaecido el pasado viernes en el derbi, no dejó el sabor de boca esperado. El Athletic, al igual que hizo con el resto de los atacantes albiazules, logró aislarlo entre sus filas y, en consecuencia, el rumano pasó desapercibido durante gran parte de su actuación. Algo que impidió al Alavés llegar con claridad al área rival y que, al mismo tiempo, provocó que Mendizorroza echara de menos a Jon Guridi.

Un sentimiento lógico, pero que, en realidad, no tiene demasiado que ver con Hagi, quien seguro ofrecerá cosas al equipo en el futuro, sino con todo lo que aporta el de Azpeitia cuando está sobre el terreno de juego. Y eso sin olvidar, además, el hecho de que uno lleva más de un año con el grupo y el otro, por el contrario, se incorporó hace un mes al mismo, lo que requiere un tiempo de adaptación, tal y como indicó Luis García antes del parón. 

Esa labor de conocer cómo juegan los compañeros –y viceversa– que aún necesita realizar el mediapunta rumano ya la hizo Guridi hace tiempo y ahí está la mayor diferencia entre uno y otro. El Alavés está acostumbrado a jugar con el guipuzcoano en la posición de ‘diez’ y su ausencia, al menos hasta que Hagi se aclimate, va a notarse; sobre todo, si se considera la relevancia que tiene el dorsal ‘dieciocho’ en el dibujo del técnico albiazul. 

Más allá de la presión que ejerce en la salida de balón del rival, que no debe menospreciarse, donde más se agradecen las virtudes del azpeitiarra es en la parcela ofensiva. La manera en la que analiza el juego, calificada como “muy inteligente” por Luis García en varias ocasiones, le permite ofrecer siempre el apoyo que necesitan sus compañeros para que la pelota avance de manera satisfactoria, lo cual es fundamental.

Hagi corre por un balón durante el Alavés-Athletic del viernes. Jorge Muñoz

Fue la falta de esto último, entre otras cosas, la que provocó que al Alavés le costara tanto combinar en campo zurigorri el pasado viernes. Con Hagi aislado, y Guridi en el banquillo, el equipo se partió en dos y nadie sobre el césped supo cómo conectarlo de nuevo. Algo que, en otras escuadras, no sería tanto problema, puesto que muchas cuentan con alguna individualidad diferencial, pero que sí lo es para la albiazul, que necesita del colectivo

Ya en la segunda mitad, con el guipuzcoano sobre el césped, sí se vieron mejores transiciones, pero el aprender a jugar a contracorriente es otro de los debes de este Glorioso. Al igual que también lo es, claro está, poder combinar y generar acciones de peligro sin Guridi, ya que, al menos hasta enero, la falta de efectivos en la sala de máquinas obligará a Luis García a rotar; especialmente, en semanas de doble jornada como la actual. 

La polivalencia posicional que tiene el de Azpeitia, la cual es otra de sus virtudes, no debe servir como razón para brindarle menos descanso que a otros compañeros, pues, en ese caso, se corre el riesgo de que suceda lo mismo que la temporada pasada. Guridi arrancó muy bien, igual que ahora, pero fue desvaneciéndose a medida que avanzaban las jornadas, lo que achacó, en una entrevista con este periódico, a que no se encontraba tan fresco. 

Para evitar esa carga progresiva, dado que no se va a acudir al mercado hasta enero, existe la opción de mirar hacia abajo. Luis García siempre ha manifestado que no le supone ningún problema dar oportunidades a la cantera y lo cierto es que hay varios futbolistas llamando a la puerta; la mayoría, curiosamente, centrocampistas. Tomás Mendes y, sobre todo, Selu Diallo son dos claros ejemplos de ello.

PROYECCIÓN NOTABLE

De todas formas, es evidente que Jon Guridi ha caído de pie en la máxima categoría. Dejó la Real Sociedad, bajando un peldaño, en busca de oportunidades y, ya de nuevo en Primera División, está demostrando aptitudes de sobra para asentarse. Solo le falta encontrar más acierto de cara a portería –así lo ha admitido él mismo–, aunque, si lo tuviera, igual no jugaría en el Alavés, dado que sería el mediapunta total.