Después de 935 partidos oficiales, el incombustible César Caneda puso fin hace semanas a una intachable trayectoria de 28 largos años que le han convertido en el futbolista con más partidos en las principales categorías del fútbol español. El incombustible central alavés, una figura admirada y respetada tras su dilatado periplo futbolístico, recuerda en DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA los motivos que le llevaron a dar un paso al lado y realiza un balance de sus casi tres décadas de espartana dedicación al deporte de masas. Una carrera que ineludiblemente ha brindado al vitoriano recuerdos imborrables.

Ha llegado el momento de colgar las botas. ¿Fue difícil tomar tal decisión?

La verdad es que llevaba meditándolo varios años. Es cierto que al final de las últimas temporadas jugaba un montón de partidos, me sentía útil y todo ello me llevaba a alargar más mi carrera. Esta campaña, entre que he tenido un poco menos de protagonismo a nivel deportivo, que a los centrales nos han dado más guerra de lo habitual y que en cuanto al equipo hemos realizado una gran temporada dejando al Logroñés en una situación privilegiada, ha sido un buen momento para dejarlo.

Este último curso ha resultado histórico al lograr la permanencia de manera holgada con la SD Logroñés. ¿Acabar así endulza la retirada?

Ha sido una temporada ciertamente soñada para nosotros. Hay que tener en cuenta que han descendido clubes muy importantes con un gran presupuesto. Eso mismo es lo que habla de la dificultad y la competencia que hay en la categoría. Que un equipo humilde y con el menor presupuesto de los 40 equipos que componen la Primera REFF haya alcanzado la permanencia y, además, tuviera opciones de play off hasta las últimas jornadas, es algo que se valorará todavía más con el paso del tiempo.

Recibió una despedida a la altura de su figura, ya que sus compañeros le hicieron pasillo y también le mantearon. ¿Emocionado?

Creo que sí (ríe). Es increíble lo que me han hecho sentir tanto los propios compañeros como toda la gente que rodea al mundo del fútbol. En momentos así te das cuenta de que en tu recorrido profesional has coincidido con gente maravillosa y que has podido dejar una buena valoración de tu persona. El sentirse valorado y querido por otras personas me hace sentir muy orgulloso.

Sus últimos bailes se han dado en Las Gaunas, defendiendo primero a la UD Logroñés y luego a la SD Logroñés. ¿Cómo llevó esa transición?

Fue natural. La gente que lo quiera entender que lo entienda y los que no, otros problemas tienen. Me veía con capacidad para seguir aportando al fútbol y me busqué las habichuelas para encontrar un equipo. La Sociedad me permitió seguir jugando, no dudaron ni miraron al DNI. Han sido cuatro años muy bonitos donde hemos crecido temporada tras temporada. Cuando en un sitio no confían en que sigas dando el nivel, es lógico que te busques la vida.

Los más de 900 partidos oficiales han dejado recuerdos imborrables, como aquel pase a las semifinales de Copa con el Mirandés.

En el momento quizá no lo valoras tanto, pero cuando recuerdas aquello o salen imágenes de esos años, me doy cuenta de lo afortunado que fui al vestir esa camiseta. Éramos una cuadrilla de amigos, mucha gente de los alrededores de Miranda y del País Vasco. Lo dimos todo por el club, salió todo redondo a nivel deportivo con la Copa y el ascenso. Es uno de esos años en los que se alinean todos los astros. A nivel deportivo es donde quizá más valorado me he sentido y que recordaré con mayor ilusión. A través de las redes sociales siempre recibo el afecto de los seguidores del Mirandés, es una herramienta que me permite estar más cerca de los aficionados. Siempre que salen imágenes de aquella eliminatoria lo recuerdo con un especial cariño.

Por contra, en la retina también se quedan momentos más tristes como las pérdidas de categoría. ¿Es el descenso con el Alavés uno de sus peores recuerdos?

Desde luego. Estás en el equipo de tu ciudad, llevas a los críos a la ikastola y te sientes un poco observado o señalado. Es muy duro porque no salen las cosas, fallas a gente que realmente aprecias y los de casa lo vivimos con más dolor. Dentro de lo deportivo pasé un año difícil, pero siempre quiero que al Alavés le vaya bien, es el equipo de mi tierra y mis hijos también forman parte de él.

¿Qué le ha dado el fútbol a César Caneda en sus más de 900 partidos como profesional?

El fútbol ha sido mi vida, mi profesión y mi sustento. Es algo que me ha permitido disfrutar de la rutina de levantarme cada mañana e ir a entrenar y vivir el día a día junto a los compañeros. Es inexplicable la sensación de saltar al campo, he vivido por y para el fútbol. Siempre digo que no creo que haya mejor profesión que la del futbolista. Me siento afortunado porque desde pequeño te ilusionas y sueñas con vivir de ello. Muy pocas veces los sueños se hacen realidad.

Pocos futbolistas han vivido el privilegio de compartir terreno de juego con su propio hijo.

Era algo que lo llevábamos pensando desde hace tiempo. En cierto modo se alinearon los astros para jugar en contra de él en un amistoso. Primero que se concertase un partido entre la Sociedad y el Alavés B. Después, le subieron con el filial del Alavés. Era algo que queríamos desde hace tiempo. Se pudo dar en pretemporada, aunque fueran 20 minutos. Siempre quedará en el recuerdo como un momento muy especial para la familia. Todo salió redondo, fue muy emotivo. Da igual que fuese un amistoso o un partido oficial, queríamos juntarnos y jugar unos minutos en contra.