El Glorioso rubricó ayer su regreso a la categoría que le corresponde: Primera División. Tras un esfuerzo titánico de más de 120 minutos y un derroche físico inconmensurable de todo el equipo, Villalibre se vistió de héroe para brindar el pase a la máxima categoría al equipo vitoriano.
Tenía que ser en el Ciutat de Valencia y con gol de Villalibre. El conjunto babazorro acudió, de nuevo, a una cita con la épica. En el mismo estadio donde, hace poco más de un año, centenares de alavesistas lloraron desconsolados tras descender de categoría, anoche, esas lágrimas de tristeza se convirtieron en una alegría desbordada. El Alavés supo sufrir en territorio hostil, generó una infinidad de ocasiones en el área de Femenías, y cuando todo parecía indicar que la final por el ascenso finalizaría de la peor manera posible, la insistencia del Glorioso obtuvo su recompensa en un penalti cometido por Pier.
El Alavés no dejó de acercarse a la portería rival desde el primer minuto. Las ocasiones más claras, de hecho, fueron de un equipo albiazul que creyó firmemente en su idea. Y tras un rechace de corner en los últimos segundos del duelo, todo el sufrimiento de la parroquia albiazul se transformó en el mayor de los éxtasis.
Agonía hasta el final
La espera hasta que el colegiado decretó penalti fue agónica. Era evidente que Pier había tocado el balón con su codo, pero faltaba la confirmación oficial de Maeso. Tras la revisión pertinente en el VAR, el Alavés dispuso de su última ocasión para subirse al tren de primera. Un lanzamiento desde los once metros. El mismo que, en mayo, cayó cruz en el duelo ante el Granada. Ayer, el destino y el fútbol devolvieron al Glorioso la oportunidad de acompañar al conjunto nazarí y el Las Palmas en el regreso a la máxima categoría.
Sin la experiencia y el poso de Salva Sevilla sobre el verde, Villalibre asumió la responsabilidad de ser el encargado de materializar el penalti. El ariete de Gernika exhibió su frialdad desde el punto fatídico y ejecutó con brillantez un disparo desde los once metros que Femenías no pudo detener. Villalibre, un tipo querido por la parroquia albiazul por los valores que ha transmitido en Mendizorroza, se vistió de héroe en la final de Orriols.
Noche soñada
El Búfalo de Gernika no escatimó esfuerzos en los más de 130 minutos que duró la contienda. Él fue una de las principales novedades del técnico babazorro en el asalto al Ciutat, y cumplió a las mil maravillas con su cometido. Tuvo alguna ocasión para abrir la lata y se fundió en ataque ante los centrales granotas,. Sin embargo, fue en los últimos minutos cuando el vizcaíno se resarció de aquel mano a mano fallado en Gran Canaria. Al igual que en los aficionados albiazules, aquel Villalibre que estuvo desbordado por las lágrimas tras el empate ante el Las Palmas, vivió ayer la noche soñada para despejar todos los fantasmas del pasado.
No hay duda de que este ascenso quedará para la historia del club del Paseo de Cervantes. Desde la primera jornada, la unión entre el equipo y afición ha llevado en volandas a un equipo que ha logrado, sobre la bocina, el ansiado ascenso a Primera. Tras un guion caprichoso, cruel por momentos, pero con un final soñado por todos los alavesistas que pudieron vivir la victoria, y por otros que no pudieron estar presentes, el Glorioso recuperó su trono en la élite del fútbol en una victoria épica.