Todo el mundo era consciente, y ya se avisó a principio de temporada, de que el segundo curso en la máxima categoría del fútbol femenino nacional es mucho más difícil que el primero. Sin embargo, en ocasiones, y por mucho que se sepa la teoría, no se acierta con la práctica y el Deportivo Alavés femenino no ha terminado de dar con la tecla adecuada para hacer que este segundo curso en la Liga F sea satisfactorio para acabar logrando la permanencia. O, mejor dicho, no se ha logrado reconducir una situación que quizá venía de más lejos y no solo de septiembre que fue cuando empezó oficialmente la temporada 2022-23. Hay que remontarse al curso anterior, es decir, cuando el Alavés se estrenó en la máxima categoría del fútbol femenino para analizar la actual situación. 

En ese año todo el mundo terminó con una sonrisa y se valoró con éxito la temporada, porque se logró la salvación de forma holgada y sin pasar apuros. Es más, el equipo que por aquel entonces dirigía Mikel Crespo realizó una primera vuelta para la historia y llegó incluso a estar en puestos de Champions. Los partidos se contaban con victorias y todo era alegría e ilusión en Ibaia. Sin embargo, en la segunda vuelta dio la sensación de que a las Gloriosas se les acabó la gasolina. Es más, tan solo se consiguieron dos victorias en cinco meses. 

En imágenes: Las Gloriosas consuman su descenso en Ibaia Pilar Barco

Después comenzaron a llegar los problemas. En verano salieron jugadoras que habían sido clave, ya no solo en el juego del equipo, sino también en el vestuario como Vera, Gaste, Cris, Majarin, Nevado, Emma y Mery. Gente con mucho peso dentro del club albiazul cuyos relevos no han podido rellenar su vacío. El club no dio con la tecla para cambiar la mala dinámica del curso anterior y se arrastraron esas malas sensaciones al comienzo de la nueva temporada.

Es más, las alarmas se encendieron cuando en la tercera jornada cuando el Villarreal, un rival directo por la salvación, le endosó a las albiazules una goleada (0-4) en Ibaia. A partir de aquí, el Alavés tardó tres jornadas en destituir a Mikel Crespo para dar paso a Iñigo Juaristi, quien llegó con un gran currículum a sus espaldas y con la difícil tarea de cambiar una mala dinámica. A pesar de que el preparador vizcaíno tuvo la mala suerte de estrenarse ante el Barcelona en tierras catalanas, luego se apreciaron unas tibias señales de que quizá podía revivir al conjunto babazorro y reconducir la situación. 

El Alavés llegó a encadenar dos victorias consecutivas y algún empate para momentáneamente salir de los puestos de descenso. Sin embargo, a partir de enero, el efecto del nuevo entrenador se diluyó y las Gloriosas volvieron a encadenar hasta siete derrotas y estuvieron hasta dos meses sin puntuar. Una mala racha que continuó hasta este amargo final de temporada donde el triste desenlace era prácticamente inevitable.

juaristi, sin la pócima adecuada Es cierto que el efecto del nuevo entrenador nuevo dio ciertas esperanzas al club, pero esas sensaciones positivas desaparecieron de un plumazo. A pesar de intentarlo con ímpetu y ponerle toda su energía, Juaristi nunca terminó de adaptarse a una plantilla con unas características muy claras. Algunos cambios que introdujo el vizcaíno sorprendieron a muchos. El trío del centro del campo formado por Míriam, Alba Aznar y Miku, que había dado tantas alegrías a las albiazules hasta la fecha, desapareció por completo para no volver más. 

En imágenes: Las Gloriosas consuman su descenso en Ibaia Pilar Barco

Estos cambios implantados por Juaristi fueron con la idea de intentar conseguir un fútbol más físico que quizá no se ajustaba al perfil de jugadoras de las que disponía el entrenador. En el apartado ofensivo, Chamorro también pasó poco a poco de ser indiscutible con Crespo a disponer de un papel testimonial con el nuevo entrenador. 

Eso sí, y como se suele decir, Juaristi murió defendiendo sus ideas hasta el final y prueba de ello es que incluso en la última jornada no realizó casi cambios ni siquiera cuando el equipo mostraba evidentes síntomas de flaqueza ante el Alhama. Por otro lado, la endeble defensa albiazul también ha sido otra de las causas que ha terminado por condenar al conjunto vitoriano. La marcha en verano, inevitable por otro lado, de Majarín dejó un hueco que ninguna otra compañera ha podido sustituir. 

En imágenes: Las Gloriosas consuman su descenso en Ibaia Pilar Barco

Eso sí, al Alavés femenino no se le puede achacar que no haya tenido actitud. Y es que mejor o peor futbolísticamente hablando, las jugadoras siempre lo han dado todo sobre el césped. Y eso que en situaciones dramáticas como la del club albiazul, el transcurrir prácticamente toda una temporada en puestos de descenso, podría haber hecho que el equipo se dejara llevar, pero eso nunca sucedió y hubo vida hasta el final. Esto también ha sido gracias a las jugadoras más emblemáticas que han tirado del carro con su juego y carácter habitual como Ane Miren, Sanadri, Gema, Garazi o Carrillo.

Lógicamente, ahora toca pasar el momento de duelo y luego, poco a poco, empezar a pensar en el nuevo proyecto y quiénes serán las cabezas visibles de las que intentarán devolver al Deportivo Alavés a la Liga F. Está claro que será un verano largo y habrá movimientos y salidas dolorosas, pero aunque parezca un fin de ciclo anticipado, la tristeza y los lloros darán paso a nuevas alegrías. Eso sí, esto tiene que servir para continuar aprendiendo y saber que aunque se diga que lo que mal empieza, mal acaba, no siempre tiene porqué ser así.