En este momento de la temporada, cuando apenas restan ocho jornadas por delante para bajar el telón de la fase regular, no hay lugar para alardes. Todos los equipos se juegan mucho, incluso los que parecen estar en tierra de nadie, y eso provoca que los partidos, cada vez más cerrados, se decidan muchas veces por una única acción. Para comprobar esto, solo hay que echar un vistazo a los últimos seis encuentros que ha disputado el Alavés. 

Desde que golearon al Ibiza en Mendizorroza, hace casi un mes y medio, la totalidad de los choques que han jugado los babazorros han acabado en empate a nada (Cartagena y Lugo) o con el 1-0 o 0-1 en el electrónico (Villarreal B, Ponferradina, Málaga y Huesca). Algo que, como es lógico, ha subido el valor de los tantos a favor, pero también el de las buenas actuaciones defensivas, recordando mucho al estilo albiazul de ascensos anteriores.

El Alavés actual es, de momento, el más resultadista del curso y esto no tiene por qué ser negativo, más bien todo lo contrario. A la vista de que todos los equipos de arriba, sin excepción, están fallando, la realidad es que quien consiga un mínimo de estabilidad será el que se lleve el gato al agua. Y en este aspecto, cabe mencionar, los gasteiztarras tienen cierta ventaja, pues su retaguardia está pasando por el pico de forma más alto del año.

Al buen hacer de Sedlar y Abqar durante todo el ejercicio, se han sumado los pasos al frente de Duarte y Tenaglia. Desde hace varias semanas, tanto el lateral almeriense como el argentino han echado el cerrojo en defensa y, por si esto no fuera suficiente, también se han animado a mirar más hacia la portería rival. Buena muestra de ello es, sin ir más lejos, el gol que ambos protagonizaron el domingo, frente al Huesca, en El Alcoraz. 

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En imágenes: Victoria del Alavés frente al S.D. Huesca (0-1) Área 11

Ahora bien, la línea de cuatro no ha sido la única responsable de la fortaleza atrás que, salvo en La Cerámica, ha mostrado la escuadra babazorra en las últimas jornadas. Las recuperaciones de Blanco en el pivote, y Guridi más adelante, también han sido decisivas y, entre todo lo comentado, merece la pena destacar el inconmensurable papel Sivera, cuya seguridad bajo los palos ha disipado cualquier duda que había sobre su persona. 

Gracias a la ayuda de sus compañeros, y sus grandes intervenciones, el alicantino ha dejado su portería a cero en 14 ocasiones. Un dato que no le sirve para liderar la tabla de guardametas menos goleados –eso es cosa de Las Palmas, Levante y Burgos–, pero sí para ser determinante y ganarse a Mendizorroza, lo cual no era tarea sencilla teniendo en cuenta que relevaba a Pacheco, leyenda viva del Alavés, pese a que ahora esté en otro club.

‘UNOCERISMO’

Si el conjunto gasteiztarra continúa en esta misma línea, especialmente en defensa, es probable que el tan aclamado unocerismo, popularizado en Vitoria-Gasteiz por José Bordalás y Abelardo Fernández –también Mané años atrás–, pueda ser la fórmula de Luis García para engancharse a una de las dos primeras plazas. Sobre todo, ahora que los duelos directos, que se suelen decidir por pequeños detalles, están cada vez más cerca

No ha sido, eso sí, un resultado que se haya dado en exceso esta temporada, al menos hasta ahora. Aunque, en este sentido, cabe comentar que tampoco es fácil que ocurra, pues adelantarse y mantener el marcador en una categoría tan igualada requiere de una importante muestra de oficio. En concreto, el Alavés solo ha ganado con dicho electrónico en seis ocasiones (Mirandés, Andorra, Zaragoza, Burgos, Tenerife y Huesca).

Quien, por el contrario, sí ha estado llamativamente relacionado con ese unocerismo es el Real Oviedo. Si bien es cierto que son varios los equipos de Segunda que han vencido varias veces más que el Alavés de esa manera –Eibar y Las Palmas son dos de ellos–, el caso de los pupilos de Álvaro Cervera es digno de estudio. Los carbayones han ganado diez partidos este curso y todos ellos han sido gracias a ese desenlace.