En el momento más inoportuno para sumar una nueva jornada sin batir la portería rival, el Deportivo Alavés se dio de bruces ante un muro llamado Whalley. El guardameta del Lugo, que en el enfrentamiento de la primera vuelta evitó la goleada de la escuadra vitoriana, detuvo en Mendizorroza todos los acercamientos del conjunto albiazul, insistente y desafortunado ante una escuadra aguerrida.

Villalibre, que tuvo en sus botas tres ocasiones claras para aumentar su renta particular con la zamarra alavesista, no mostró el acierto con el que irrumpió en sus primeras jornadas en Vitoria. El ariete vizcaíno, que regresó al once inicial tras unas dos últimas jornadas en las que partió desde el banquillo, trabajó a destajo en la presión entre centrales y fue una pieza incómoda para la zaga rival, pero no tuvo su día de cara a gol. 

Pese a la falta de puntería del atacante de Gernika y la sobriedad establecida por el guardameta rival, el conjunto babazorro no cesó en su búsqueda del tanto y el técnico madrileño quemó las naves con la entrada de jugadores con una clara vocación ofensiva. El cuadro vitoriano bombardeó al Lugo, pero fue incapaz de traspasar la línea de meta. 

Abde, que sumaba más de mes y medio sin saltar al tapete, trató de impregnar desequilibrio a un Alavés impreciso ante Whalley. De la Fuente también hizo acto de presencia durante la tarde y aunque en un inicio no conectase con el centro del campo, el vallisoletano tuvo una clara ocasión para abrir la lata. Casi a la desesperada, el último recurso fue Jason en el lateral derecho, que disparó una potente falta directa repelida, de nuevo, por un Whalley inexpugnable.  

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En imágenes: Ambientazo en el Alavés - CD Lugo (¡Búscate en la grada!) Jorge Muñoz

SIN FLUIDEZ

Otro de los aspectos de la contienda que tampoco benefició al Glorioso fue, precisamente, la falta de ritmo desde el pitido inicial. El propio Luis García se quejó en la comparecencia de prensa del poco tiempo efectivo que se disputó, y la realidad es qus sus pupilos no encontraron una fase en la que poder darle continuidad a su juego vertical. Y es que la única ocasión en la que el Alavés realmente pudo correr fue durante el tiempo añadido de la segunda mitad, un claro síntoma de la incomodidad de los vitorianos. 

Además, no es la primera vez en la que el cuadro babazorro acusa la falta de ritmo en sus duelos como local. Ya en la primera vuelta el Albacete propuso un ritmo ramplón que el Glorioso no pudo desequilibrar, y ayer el Lugo planteó una idea similar para minimizar el poderío ofensivo de los de Luis García.

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La preocupación que se respiró en Mendizorroza al término del partido es evidente. El Alavés ha pasado en apenas dos semanas de ser una apisonadora en el apartado goleador y desplegar una efectividad letal, a no encontrar la manera de derribar el muro rival pese a sus numerosos acercamientos. Y esta misma sequía en el apartado goleador, que tras el empate de ayer se alarga ya a tres jornadas consecutivas sin ver portería, provoca que el Glorioso se aleje ligeramente de los primeros dos puestos clasificatorios. 

En una carrera de fondo como es la lucha por el ascenso, el Alavés encadena tres jornadas de bloqueo que pasan factura a nivel clasificatorio. Es cierto que el conjunto de Luis García sumó una nueva portería a cero, pero la llegada del Lugo era el escenario señalado para revertir la negativa dinámica de resultados y volver a sumar de tres en Mendizorroza.