El Deportivo Alavés necesitaba ganar al Lugo, colista de la categoría de plata, para no perder el pulso con sus rivales por las dos primeras plazas, pero no hizo los deberes. Aunque dispusieron de varias ocasiones mediante las que llevarse los tres puntos, los babazorros volvieron a mostrarse ineficaces en ataque y terminaron firmando las tablas en Mendizorroza, donde, eso sí, tampoco lograron llevar el peso del partido de la manera que les hubiera gustado.
En lo que respecta al once inicial, lo cierto es que Luis García cumplió con lo que había adelantado en su comparecencia previa al partido, pues hubo novedades, y no pocas precisamente. Abqar, como se esperaba, volvió a formar junto a Sedlar tras cumplir sanción el lunes; Benavídez, Salva Sevilla y Rober aparecieron en una sala de máquinas renovada al completo; Alkain ocupó el lugar de Jason en la banda derecha y Villalibre arrancó en punta.
Esas seis rotaciones en la alineación inicial, sin embargo, no hicieron que el Alavés se sintiera cómodo durante los primeros compases del encuentro. El Lugo, organizado en un esquema con tres centrales y dos carrileros, evitó en todo momento que los albiazules triangularan con rapidez en los últimos metros y, de esta manera, mantuvo el balón muy lejos de la portería protegida por Whalley, solo exigido en las jugadas de estrategia.
Esto último permitió que los gallegos, bastante bien asentados sobre el césped de Mendizorroza, fueran incorporándose poco a poco al ataque y así generaron los dos primeros sustos del partido. Ambos, además, fueron protagonizados por Javier Avilés, al que, tras buscar el gol por medio de un bonito remate lejano que se marchó alto por poco, tuvieron que revisarle en el VAR un posible penalti, al final desestimado, por derribo de Benavídez.
Afortunadamente, los avisos del Lugo terminaron despertando a los pupilos de Luis García y, una vez cumplida la primera media hora de juego, el Glorioso tomó las riendas de la contienda y empezó a merodear con más frecuencia el área visitante. Algo que, cabe mencionar, provocó también que la escuadra de Iñigo Vélez de Mendizábal, relajada hasta ese momento, comenzará a cometer errores a la hora de despejar o sacar el balón.
En esos buenos minutos del Alavés, el más activo fue Villalibre. El Búfalo se mostró rápido e inspirado en las distintas acciones que dispuso en ataque y, si no logró abrir la lata sumar nuevos tantos a su casillero particular, fue porque le faltó cierta puntería. Whalley, en concreto, le sacó dos manos a mano a él y otra ocasión clara Alkain, quien, pese a no tener ángulo de disparo, estuvo cerca de sorprender con un potente remate raso.
CAMBIOS SIN RESULTADO
Ese dominio babazorro, sin embargo, no se mantuvo tras el paso por los vestuarios. Desde que el colegiado Trujillo Suárez señaló el comienzo de la segunda mitad, el conjunto gasteiztarra volvió a tener serios problemas para controlar el partido y, dispuesto a cambiar la narrativa, Luis García no dudó en agitar el árbol. Se marcharon al banquillo Alkain y Rober, menos influyentes de lo esperado, y entraron Abde Rebbach y Miguel.
De esta manera, el Alavés evolucionó su dibujo y con esos dos delanteros trató de empujar hacia atrás al bloque del Lugo. Un propósito que logró en cierta manera, pero que no le sirvió para generar demasiado peligro en ataque, lo cual preocupó sobremanera a los más de 13.000 aficionados presentes en las gradas del Paseo de Cervantes. Sobre todo, al ver que los albivermellos también merodeaban de vez en cuando a la meta de Sivera.
Ahora bien, las ocasiones acabaron llegando con el paso de los minutos. La inercia hizo que los babazorros, ya con Jason, Abde y Guridi también sobre el campo, dieran un paso al frente y así Villalibre y Miguel tuvieron la oportunidad de darle los tres puntos al Glorioso. Por desgracia, ni el vizcaíno ni el vallisoletano estuvieron acertados de cara a portería y el encuentro terminó en tablas, y en esto ayudó Sivera con sus intervenciones.