El Deportivo Alavés realizó este martes en El Sardinero una de sus mejores y más serias actuaciones de la presente campaña, pero solo durante la primera mitad. Después de superar ampliamente al Racing de Santander a lo largo de cuarenta y cinco minutos, en los que solo faltó más efectividad de cara a portería, los albiazules no supieron adaptarse a la vertiginosa propuesta de los locales tras el paso por los vestuarios y acabaron firmando un empate (1-1) que, en realidad, fue incluso positivo teniendo cuenta el transcurso del partido.
Respecto al once babazorro, el técnico madrileño volvió a demostrar que, si las bajas terminan siendo un problema para su equipo esta temporada, no va a ser porque no haga rotaciones, pues, en su visita al feudo cántabro, incluyó un total de siete novedades: Arroyo y Javi López sustituyeron a Tenaglia y Duarte en los laterales; Benavídez recuperó la titularidad en detrimento de Moya; y, en la zona de ataque, Rober ocupó la banda derecha, Abde la izquierda, Alkain dio descanso a Guridi en la mediapunta y Miguel hizo de nueve.
Este último, además, fue protagonista nada más arrancar el duelo. A los treinta segundos, cuando aún muchos aficionados no habían tomado su sitio en las gradas verdiblancas, Arroyo castigó el despiste de los locales y, tras una potente arrancada, colgó un balón al área que el atacante vallisoletano, en una posición ideal y sin apenas oposición rival, no supo aprovechar, pues su volea, muy endeble, ni siquiera encontró la portería defendida por Parera, completamente atónito ante la pasividad de su línea defensiva.
Esta ocasión fue la mejor del Alavés durante la primera mitad, pero no la única clara. Poco después, como consecuencia del claro dominio del conjunto vitoriano, que saltó al césped de El Sardinero dispuesto a llevar la batuta del encuentro, Javi López imitó la acción previa del carrilero colombiano y, a escasos metros de la línea de fondo, envió un balón atrás que Alkain, llegando desde segunda línea, remató por encima de la portería, provocando el segundo ¡huy¡ de la tarde en el fondo ocupado por la afición alavesista.
Pese a su inferioridad, eso sí, fue el Racing quien logró adelantarse en el electrónico, porque, como siempre, en el fútbol reina la efectividad que no tuvo el Glorioso en los primeros compases. Superado el minuto 20, en un contragolpe sin aparente peligro, Sivera no acertó a despejar un balón por alto y Molina, por medio de una bonita volea que tocó en el larguero, lo envió al fondo de la red, colocando así el 1-0 en uno de los partidos más productivos en ataque de los que se le recuerdan a la escuadra albiazul.
Por fortuna, dicha narrativa tan desesperante no hizo que el Alavés se viniera abajo y, antes de llegar al descanso, Miguel empató la contienda. Y lo hizo, curiosamente, en la peor de todas las ocasiones que había tenido el conjunto babazorro hasta ese momento, puesto que el tanto llegó en un inesperado desvío a un disparo desde la frontal de Abde, muy activo a lo largo de la primera parte. Previamente, asimismo, Benavídez pudo estrenar el casillero vitoriano, pero no logró rematar en boca de gol una acción a balón parado lanzada por Salva.
Tras el paso por lo vestuarios, Luis García dejó en el banquillo a Benavídez, quien tenía tarjeta amarilla, e hizo debutar a Víctor Laguardia, ovacionado por los seguidores del Glorioso desplazados a tierras santanderinas. El guión del encuentro, eso sí, no fue tan favorable para los intereses gasteiztarras, incluso el VAR le anuló un gol a los locales por falta de Satrústegui en un córner; y, para tratar de recuperar su superioridad, el técnico madrileño también dio entrada poco después a Rioja y, más tarde, a Guridi.
Sin embargo, el Racing, muy motivado por su afición, se negó a dar un paso atrás y, aunque no tuvo ocasiones claras, sí que merodeó constantemente la portería de Sivera. Una circunstancia peligrosa, pues los partidos de ida y vuelta pueden caer hacia cualquier lado, y en la que los cántabros se sintieron más cómodos; tanto que a Molina, el autor del primer tanto, le anularon el 2-1 por una mano; y a Alkain, en la prolongación, terminaron expulsándole por una "patada por detrás", según el acta arbitral, a Fausto Tienza.