La convocatoria que presentó Luis García de cara al enfrentamiento ante el Racing de Santander contó con la presencia de Laguardia. El emblema albiazul se sumó por primera vez en este curso a la expedición del Glorioso después de completar su pretemporada particular a las órdenes de su nuevo técnico, quien ya comentó durante las últimas semanas que el maño podría estar disponible de cara a la jornada en El Sardinero.

El aragonés, sin embargo, no fue de la partida en el once inicial que el que el técnico madrileño dispuso sobre el tapete pero su salto al césped no se demoró en exceso. Y es que tras el descanso, después de una primera mitad excelente de un Alavés que generó ocasiones muy claras de gol, el káiser reemplazó a Maras en la retaguardia, quien, tal y como explicó Luis García en la rueda de prensa posterior al duelo, era uno de los futbolistas en duda para la decimocuarta jornada y se sobrecargó durante la primera mitad.

En su deseado reestreno con la elástica albiazul, Laguardia, además de recibir una ovación memorable por la afición desplazada al siempre hostil territorio cántabro, aportó ese extra de madurez y veteranía a un partido que se fue embarullando con el paso de los minutos. De hecho, durante la fase en la que el Alavés sufrió la superioridad física de un Racing volcado en ataque y que se adueñó de las segundas jugadas, su presencia en la zaga fue determinante para brindar ese extra de oxígeno y temple ante la inquietud. Por ejemplo, en un córner de los locales, el central fue clave para detener el remate de los futbolístas cántabros.

ILUSIONADO Y FELIZ

Víctor Laguardia no pudo esconder su plena felicidad tras vestir de nuevo la zamarra del Glorioso y recordó, también, que la categoría de plata es una competición larga: “La segunda parte ha sido de ida y vuelta, sumamos un buen punto fuera de casa y toca seguir porque esto es una carrera de fondo”.

En cuanto a su experiencia tras sumarse para la causa como un efectivo de lujo en la zaga albiazul, el maño aseguró que sintió una plena satisfacción y que está comprometido para crecer con el Glorioso. “Muy contento, ilusionado, son muchas emociones cuando me ha tocado salir y la gente ha coreado mi nombre, nunca se me olvidará. Es uno de esos días para recordar. Estoy con ganas de sumar en el día a día a mis compañeros y coger ese ritmo que todavía me falta”, relató el capitán babazorro, cuya renovación con el club afincado en el Paseo de Cervantes para las próximas dos campañas fue una de las noticias más positivas del curso.

Y como una voz autorizada dentro del vestuario, Laguardia puso el foco en el próximo desafío de los gasteiztarras, que no es otro que la visita del Zaragoza al feudo albiazul:“El viernes tenemos otra oportunidad ante nuestra gente en Mendi. Vamos a trabajar mucho para lograr esos tres puntos que serían fantásticos para nosotros”.

Teniendo en cuenta el ritmo de la categoría de plata, esa competición en la que la igualdad entre los equipos se impone a los nombres y los proyectos de gran envergadura económica, el Deportivo Alavés puede presumir de haber reclutado para la causa a un emblema del Glorioso tanto en el vestuario como para la propia afición.

Laguardia, un futbolista curtido en mil batallas, que creció deportivamente de la mano del Alavés y que durante el mercado estival priorizó su estancia en Vitoria, es a todas luces una referencia para una escuadra que continúa, tras catorce jornadas, en lo alto de la apretada tabla de Segunda.