emporada 1970-71. Por vez primera en su historia, desde que se dio el pistoletazo de salida a los Campeonatos de Liga en sus diferentes categorías, allá al comienzo de la temporada 1928-29, el Deportivo Alavés compite en categoría regional, Primera Regional de Guipúzcoa, al ser administrativamente un club perteneciente a esa territorial. Como ha ocurrido muy a menudo en los años sesenta, Agustín Barcina, el riojano de Logroño criado en Ordizia, al que le gustaba Beasain, que vino a Vitoria a realizar el servicio militar y se quedó aquí para siempre, de nuevo acude al SOS lanzado por la directiva albiazul. A él se le encomienda el devolver al Glorioso a categoría nacional. Nos encontramos en el mes de febrero de 1971 y el campeonato liguero ya se ha comido cinco jornadas de la segunda vuelta, aunque el Deportivo Alavés solamente ha disputado cuatro al haberse aplazado su partido frente al Mutriku. Los albiazules, con ese partido menos, encabezan la clasificación con dos puntos sobre el segundo. Paralelamente se está disputando el Campeonato de Guipúzcoa de Aficionados, cuyo campeón y subcampeón pasarán a la fase final del Campeonato de España y Barcina tienen mucha ilusión, primero, de entrar en esa fase estatal y posteriormente de intentar llegar lo más lejos posible.
El conjunto albiazul ha alcanzado las semifinales, tras ir dejando atrás a Aurrera Vitoria (12-0 global) y UD Aretxabaleta (6-3). Ahora, en la antesala de la final, llega el viejo conocido de la SD Eibar, que está jugando en una categoría superior, Tercera. Esta eliminatoria está dando mucho trabajo a los directivos y algún dolor de cabeza a los federativos. El jueves 31 de diciembre (el partido estaba previsto para el 1 de enero y adelantaron la fecha los clubes), se tenía que haber jugado en Mendizorroza el partido de ida, pero una enorme nevada lo impide. El calendario está muy apretado, apenas hay fechas libres y la Federación ordena jugar el partido de vuelta, 6 de enero, en Ipurua como el de ida y señalar el de vuelta el jueves 11 de febrero, en Mendizorroza. El día de Reyes de 1971 la SD Eibar se impone por 2-0 en Ipurua y la eliminatoria toma color guipuzcoano. Además, este resultado significa la primera derrota albiazul a lo largo de la temporada después de 19 partidos, Liga y Campeonato de Aficionados.
Pese a ser día laborable Mendizorroza registra una buena entrada y el Deportivo Alavés iguala la eliminatoria con goles de Cortajarena y Pindolas, uno en cada tiempo. Este campeonato en su reglamentación no contempla la prórroga para dilucidar los desempates tras los 90 minutos, por lo que hay que acudir al lanzamiento de penaltis para conocer a uno de los finalistas. El Deportivo Alavés, por primera vez en su historia, va a dilucidar su pase con este novedoso sistema, nada parecido al actual. El primer equipo en lanzar es la SD Eibar, pero tienen que lanzar sus cinco futbolistas designados todos seguidos, uno detrás de otro, mientras esperan los albiazules. El Eibar acierta cuatro lanzamientos. A continuación, lo hace el Deportivo Alavés: Ayerbe (gol), Cortajarena (gol), José Ramón (para el portero), Silván (gol) y Tella (gol). Después de la primera tanda nuevo empate (4-4). Se inicia la segunda tanda: una mini tanda de dos lanzamientos, pudiendo repetir los anteriores lanzadores. Vuelve a comenzarla el equipo “armero”, que ve como sus dos futbolistas yerran sus penaltis: Eceiza (para Tobalina) y Múgica I (fuera). Todo queda en las botas albiazules, que convirtiendo uno de los dos lanzamientos, por medio de Ayerbe o Tella, clasifican al Deportivo Alavés. Y Ayerbe, el capitán albiazul, no falla y bate al portero Castañón.
Ayerbe, que clasificó a los albiazules, cumplía 27 años el 11 de febrero de 1971: “No estaba nada nervioso. Normalmente era el encargado de lanzar los penaltis, por eso lancé el primero en las dos tandas. Además, jugar la final contra el equipo de mi pueblo me hacía mucha ilusión”.
Nada más acabar la eliminatoria con la clasificación albiazul, directivos del Villafranca (Ordizia), acuerdan con los directivos del Alavés jugar la final en Vitoria. La taquilla en Mendizorroza es muy apetitosa.
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