- En apenas unas horas por fin bajará el telón un 2020 que, desgraciadamente, resultará inolvidable para todos y el Deportivo Alavés desea que, al menos ese colofón, llegue con un regusto dulce. Porque el combinado albiazul tiene que hacer frente esta tarde de Nochevieja a su último partido del año. Un derbi ante Osasuna en el que el combinado gasteiztarra tratará por todos los medios de conquistar tres valiosos puntos con los que endulzar las uvas que degustarán los seguidores del Glorioso apenas unas horas más tarde.

A pesar de cerrar el listado de compromisos del equipo antes de cambiar la hoja del calendario, ni mucho menos puede considerarse una cita intrascendente. Más bien todo lo contrario. Se trata de un duelo frente a un adversario directo por la salvación que pasa por una situación delicada y al que se puede asestar un golpe duro y, en caso de victoria, permitiría afrontar el futuro a corto plazo con una dosis extra de tranquilidad.

El triunfo de la pasada jornada ante el Eibar ha permitido al Alavés esquivar un escenario complicado pero el plantel vitoriano no puede relajarse lo más mínimo. En una temporada en la que la igualdad es máxima el error más pequeño se paga muy caro y la mejor receta para no verse en ese trance es sumar de tres en tres. Y es que enlazar dos éxitos consecutivos se traduce en un importante salto en la tabla clasificatoria y, sobre todo, en la recarga del depósito de la confianza y la adquisición de un mínimo colchón de seguridad.

Por todo ello, la atípica visita de hoy a El Sadar se presenta como una gran oportunidad para recibir un regalo anticipado de Reyes ante un inicio de 2021 de la máxima exigencia. No será, en cualquier caso, un objetivo sencillo de conseguir. El Alavés se presenta con la baja de Battaglia por sanción y la duda de Rubén Duarte tras la contusión en la rodilla sufrida ante el Eibar. Además, Pablo Machín tendrá que decidir si mantiene la revolución iniciada ante los armeros relegando al banquillo a Peleteiro y Lucas Pérez o les reabre la puerta de la titularidad.

Osasuna, por su parte, acude en estado de máxima necesidad como consecuencia de la mala racha que atraviesa tras un notable arranque de Liga. Los de Arrasate, castigados por las lesiones, suman ocho jornadas consecutivas sin ganar en las que solo han sumados dos puntos. Claro que este dato no debe despertar un exceso de confianza entre los albiazules, que ya escarmentaron en Huesca con un escenario similar.