Juan Ramón López Muñiz vivió ayer la rueda de prensa más feliz desde que llegó al Deportivo Alavés. El técnico asturiano abandonó el terreno de juego con una sonrisa de oreja a oreja que mantuvo hasta el momento de su comparecencia. Una sonrisa que denotaba tanto alegría como satisfacción por haber cumplido con la complicada tarea para la que se le contrató: “La ciudad, el club y la afición son de Primera, se merecen vivir el centenario en la máxima categoría”.

El partido fue todo un carrusel de emociones para el asturiano, que “esperaba sufrir hasta el último momento, no podía terminar de otra manera. Ahora solo pienso en volver al hotel y reunirme con mi familia, me han acompañado y apoyado desde que llegué a Vitoria”. En cuanto a su futuro, Muñiz aseguró no saber dónde estará la próxima temporada, ya que desde que llegó el club “tenía claro que venía para quince días, no he pensado más allá”. En cualquier caso, el técnico no cerró la puerta a seguir en Vitoria el próximo curso y agradeció al club la oportunidad de haber podido volver a entrenar en la máxima categoría del fútbol español.

Sobre el partido, Muñiz lo describió como un partido “difícil. Para el asturiano, la clave estuvo en la segunda parte, en la que jugadores de refresco como Manu García hicieron una buena labor. “En el descanso les dije que no podían especular con el resultado, que había que ganar sí o sí, y vi en sus miradas un equipo decidido a ir a por la victoria”, aseguró.

El destino de Muñiz el próximo curso es una incógnita, pero continúe o no en Vitoria seguro que los gasteiztarras le guardarán cariño. Un buen partido contra el Barça sería el broche de oro a unos fructíferos cuatro partidos de Muñiz como babazorro.