Vitoria - Las vacaciones navideñas han pasado con cierta tranquilidad en la planta noble de Mendizorroza, donde antes del parón se determinó un compás de espera para tomar decisiones de calado acerca del futuro del proyecto hasta que finalizase una primera vuelta que vivirá el domingo su último capítulo con el enfrentamiento contra el Betis en Mendizorroza. Tras ese encuentro, llegará la hora de la primera evaluación para un Deportivo Alavés que precisa puntuar para alcanzar el aprobado que supone la veintena de puntos que significaría haber recorrido la mitad del camino hacia la salvación. El empate conduciría a alcanzar justo los veinte puntos, mientras que la victoria serviría para llegar a los veintidós. Sin embargo, una derrota ante el cuadro verdiblanco mantendría los diecinueve que en estos momentos aparecen en el casillero albiazul y, aún con el equipo fuera de los puestos de descenso pase lo que pase este fin de semana, supondría el suspenso en este primer tramo de competición para un Asier Garitano que tendría entonces muy complicada su continuidad en el cargo. Más aún cuando tras la eliminación copera ante el Jaén llegan posteriormente dos semanas sin competición, hasta que arranque la segunda vuelta el 18 de diciembre con la visita al Levante.

Los acontecimientos previos al parón navideño han dejado, por segunda vez en lo que va de temporada, al preparador de Bergara a los pies de los caballos. Cuatro jornadas consecutivas sin ganar en Liga con un solo punto sumado de los doce que se han puesto en juego y la penosa imagen que El Glorioso ofreció en Jaén han socavado el crédito del entrenador, que ya se había visto seriamente mermado con anterioridad. No en vano, tras la serie de tres derrotas consecutivas ante Sevilla, Athletic y Real Sociedad, el triunfo ante el Mallorca fue el que libró a Garitano de la destitución a finales de septiembre.

Desde entonces, la irregularidad ha sido constante para un equipo que solo ha sido capaz de sumar cuatro puntos como visitante y que debe su desahogo a los quince puntos que ha conquistado en Mendizorroza. La estabilidad en una serie de buenos resultados no acaba de aparecer -se abrió el curso con una racha de tres jornadas sin perder que no se ha igualado y desde entonces el mejor registro es dos partidos seguidos ganando- y eso ha propiciado que la sensación de calma sea menor de lo que se podría esperar teniendo en cuenta que la línea del descenso se encuentra en estos momentos en solo catorce puntos. Los cinco de ventaja que se manejan en estos momentos son una renta reseñable, pero no lo es tanto teniendo en cuenta que la zona roja se encuentra en unos registros extremadamente bajos.

Imagen deteriorada Precisamente, el hecho de estar bastante alejado de los puestos de descenso ha sido un flotador para Garitano a la hora de mantener la cabeza por encima de la superficie y seguir respirando al frente del banquillo. La montaña rusa que en los desplazamientos tenía su momento de caída encontraba su contrapunto en las fases de ascenso que suponían los puntos en Mendizorroza. Una situación de cierto equilibrio que se rompió con el empate ante el Leganés, al que encima le siguió la eliminación en Jaén. Dos encuentros que dañaron seriamente la imagen de un equipo que en esos dos encuentros se mostró incapaz de hacer nada positivo. Primero ante el colista de Primera División al que podía haber dejado eliminado como competidor por la permanencia en una noche en la que se acabó salvando un punto casi de milagro y después ante un club de Tercera que en todo momento pareció ser de una categoría muy superior a la del propio equipo albiazul. Así las cosas, contra el Betis se presenta uno de esos compromisos que no tienen vuelta de página en el caso de que el resultado no sea positivo.