Uno de los valores principales del Deportivo Alavés a lo largo de toda la temporada ha sido su solvencia defensiva, pero esa virtud ha saltado por los aires en unas últimas jornadas en las que Fernando Pacheco está encajando goles con inusitada regularidad. Con la de ayer, ya son siete las jornadas consecutivas (desde la vigésima sexta hasta la trigésima segunda) en las que el guardameta albiazul se ha visto superado en al menos una ocasión, lo que supone la peor serie de la temporada en este sentido, superando las seis seguidas (de la décima a la decimoquinta) que componían el peor balance hasta la fecha. Pero, más allá de los registros -un total de doce tantos encajados en esta racha negativa-, la sensación es que los rivales se encuentran con muchas más facilidades que antes para perforar la meta del extremeño, lo que bien pudo ayer comprobar un Espanyol que halló el camino libre para conseguir sus dos tantos.
El gran líder de todo este entramado defensivo siempre ha sido un Víctor Laguardia que tiene la capacidad de mejorar las prestaciones de aquellos que le acompañan, pero que ahora no está atravesando su mejor momento. Y eso penaliza al resto, ya que el maño no está llegando en los últimos partidos a tapar los errores del resto como hacía antes. Así se puede explicar el primer gol espanyolista, cuando Adrià Pedrosa le cogió la espalda a Ximo Navarro -otro jugador que está muy lejos de la versión del arranque del curso, con muchos errores serios- y el maño no fue capaz de frenar la internada del lateral izquierdo perico antes de que se plantase ante Pacheco para marcar. Y lo mismo se puede decir del segundo tanto, que el propio Laguardia marcó en propia puerta cuando se dirigía a solventar un fallo de Rodrigo Ely ante Borja Iglesias y a sus espaldas aparecía ya la amenaza de Wu Lei, que le había ganado la partida a Navarro.
Laguardia acumula una temporada de una exigencia enorme -es el alavesista con más minutos, ya 2.790- y físicamente no se encuentra al excelso nivel de hace unos meses. Simplemente, ha llegado un momento en el que ha bajado del nivel de la excelencia al que acostumbraba y, entonces, al resto de la zaga se le han comenzando a ver mucho más las costuras.
Tampoco resulta casual que esta serie negativa haya llegado coincidiendo en los últimos cuatro partidos con la ausencia de un Guillermo Maripán que ayer se quedó en el banquillo al no estar todavía en plenas condiciones. Cuatro goles encajados contra el Atlético de Madrid, dos en Sevilla, otro más frente al Leganés y los dos de ayer en el campo del Espanyol mientras el central chileno no ha jugado, lo que indica bien a las claras que también se trata de una pieza importante. Y si en sus dos comparecencias anteriores Ely había dado la talla, ayer el brasileño naufragó por completo ofreciendo una debilidad alarmante.