Otro punto más para el saco del Pitu Abelardo, que ya lleva 32 como colofón a una primera vuelta histórica. Un empate de madurez y oficio el firmado ayer en Montilivi, donde todo empezó hace un año para el asturiano y el Deportivo Alavés, ambos encamados entonces en una UVI deportiva de la que, milagrosamente, no solo salieron airososo sino que les permite, 404 días después, seguir anclado en zona Champions, ese exclusivo club para las economías más pudientes donde este humilde lleva anclado desde que comenzó la temporada. Recordaba el pasado viernes el artífice de esta, de momento, magna obra que en Girona, en aquel mes de diciembre del año pasado, empezó un sueño del que todavía no se ha despertado. “No puede haber nadie más feliz que yo. Ese partido empezó a cambiar la dinámica del equipo, de todos. Y mira que fue un partido que no jugamos nada bien, pero, en los últimos 20 minutos, le dimos la vuelta al 2-0. Y, a partir de ahí, todos empezaron a creer en el milagro, que, luego, se produjo con varias jornadas de antelación”, clamó el asturiano.

Pues bien, aquel milagro y aquel sueño continúan hoy más vivos que nunca precisamente en el día en el que el preparador astur celebraba su centenario como entrenador de Primera División. Nada menos que 56 partidos con el Sporting y otros 44 -entre Liga y Copa- con el Glorioso, con el que de momento lleva sumadas 22 victorias, siete empates y 15 derrotas. Una trayectoria inmaculada que en Mendizorroza adquiere también tintes históricos con los diez partidos que acumula hasta el momento sin perder, y eso que por el fortínn albiazul han pasado clubes como Real Madrid, Sevilla, Valencia y Betis, entre otros.

Un hombre feliz, en definitiva, que ayer en Girona volvió a dar muestras de lo que significa tener los pies bien pegados al suelo a pesar de la pomba y el boato. Un ejemplo venturoso para el Alavés de Josean Querejeta y un cántico a la modestia obsesionado con la permanencia -quizá pueda conseguirla con tres o cuatro victorias más- que, además, representa a día de hoy la confirmación de que los entrenadores españoles son una especie a tener muy en cuenta en la que dicen es la mejor liga del mundo. - A. Goñi