Vitoria - Duelo de contrastes el que este sábado se vivirá en Mendizorroza, donde Deportivo Alavés y Deportivo de la Coruña protagonizarán uno de los partidos con más trascendencia de la jornada. La particular, y delicada, situación que ambos equipos presentan en la tabla clasificatoria deja entrever un duelo a vida o muerte donde las consecuencias a pesar de lo mucho que resta de segunda vuelta pueden resultar definitivas. El punto de partida, eso sí, resulta bien distinto si se analiza la reciente trayectoria de ambos. En el lado positivo, la balanza cae del lado del Alavés, con unos registros extraordinarios en las últimas diez jornadas de Liga, las mismas curiosamente que lleva Abelardo en el banquillo albiazul. En el otro lado de la balanza, su hermano gallego, el Deportivo de la Coruña, comandado en estos momentos por Clarence Seedorf, que el pasado lunes debutó en Riazor al frente de la escuadra albiazul con derrota ante el Betis de Quique Setién. A pesar de la derrota, ofreció el plantel gallego una imagen distinta, si bien el resultado, para su desgracia, fue el de siempre. Un estigma que arrastra con pesadumbre desde el pasado 9 de diciembre, cuando se impuso en casa al Leganés por la mínima (1-0). Desde entonces, su peregrinar por la liga ha sido una tortura continua con solo dos empates más y seis derrotas que le han hundido definitivamente en la clasificación cuando el objetivo fijado por la entidad coruñesa al comienzo de temporada era realmente otro. En estos momentos, el Deportivo ocupa la 19ª posición con 17 puntos, ocho menos que los que presenta el Glorioso, consciente de que el sábado podría asestar una puñalada casi definitiva a su rival si se impone en Mendizorroza.
Servirá además este duelo a la escuadra de Abelardo para testar el nivel de euforia que ahora mismo atraviesa el alavesismo e incluso la propia plantilla, y que el técnico asturiano trata de menguar por aquello de lo que pueda llegar. Sea como fuere, la idea de partida en la que ayer volvió a incidir el preparador en la doble sesión de entrenamiento que ayer dirigió en Ibaia será la misma que en las últimas semanas: convertir Mendizorroza en un fortín y afilar el cuchillo para cuando se presenten las ocasiones de gol, que por la forma de jugar del equipo no suelen ser muchas por partidos. Los duelos ante el Celta (2-1) y el Villarreal (1-2) sirven en este sentido como ejemplo palmario para diseñar una victoria que podría resultar capital de cara a la permanencia.
No obstante, no lo tendrá fácil la escuadra albiazul ante el Dépor, que a pesar de llegar a Vitoria herido casi de muerte tras firmar una racha pésima en las últimas semanas, contará con el factor Seedorf como intangible al que agarrarse casi a la desesperada. En este sentido, los precedentes en su visita a Mendizorroza también juegan a su favor, donde ha puntuado en cuatro de sus cinco últimas visitas en Liga y ha empatado en sus tres partidos más recientes en Vitoria, entre ellos uno de Copa del Rey la temporada pasada. Desde la victoria que logró el 22 de septiembre de 2001 (2-3) tras una serie de 14 partidos sin derrotar a domicilio al Alavés, el conjunto gallego ha logrado resultados positivos en todas sus visitas al equipo vasco a excepción de la de la temporada 2005-06. Tras haber enlazado dos victorias (el 2-3 de 2001 y el 1-2 del siguiente curso), ambas en la máxima categoría, el Deportivo cayó en la temporada 2005-06 (1-0) con un gol de Rodolfo Bodipo, que semanas después fue incorporado por el equipo coruñés. Esa temporada, el Alavés perdió la categoría y ambos se reencontraron en Segunda División en la campaña 2013-14 con empate a un tanto.
Con los vitorianos de nuevo en Primera, volvieron a igualar, esta vez sin goles, en LaLiga 2016-17 (0-0), en la que también empataron en la Copa del Rey (1-1), resultado que dio el pase a los vascos a cuartos de final de una edición en la que fueron subcampeones. Para los coruñeses, el partido del próximo sábado es una final ya que son penúltimos en la clasificación con 17 puntos, a tres de los puestos de permanencia y a ocho del decimosexto, que es el conjunto vitoriano.