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0-1, minuto 39: Ely. Saque de esquina que rechaza la defensa, Pedraza devuelve al balón al área y el brasileño peina con sutileza un balón que entra suave lejos de Asenjo.
0-2, minuto 71: Ibai Gómez. Contra perfectamente montada de izquierda a derecha y Guidetti acaba dejando al bilbaíno en ventaja para sacar un disparo ajustado imparable para Asenjo. 1-2, minuto 77: Bacca. Pacheco saca un disparo de Mario, Bacca recoge el rechace al borde del área pequeña y su disparo golpea en Ely y hace que la estirada del portero no sirva de nada.
Amonestó a Bacca (minuto 18), Laguardia (minuto 29), Duarte (minuto 54), Castillejo (minuto 63), Guidetti (minuto 64), Costa (minuto 70), Pacheco (minuto 84) y Raba (minuto 93).
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El Deportivo Alavés se ha acostumbrado a vivir sobre el fino hilo de la agonía y todo lo que hace unas semanas le salía cruz ha comenzado ahora a salirle de cara. El episodio vivido contra el Celta, dominador absoluto de una segunda mitad en Mendizorroza donde dominó para solo marcar cuando era tarde, tuvo ayer continuidad en Villarreal con un sufrimiento aún mayor. El Glorioso hizo un ejercicio de efectividad en el golpeo excelso con los goles de Ely e Ibai Gómez que hicieron estéril el dominio amarillo durante los primeros setenta minutos, pero después de que Bacca recortase distancias hubo de aparecer Fernando Pacheco en versión santificada para que el ejercicio de resistencia tuviese premio y catapultase las opciones de permanencia.
Con sus mejores piezas disponibles, removió Abelardo el que se antoja su once ideal con un retoque en defensa -Alexis por Martin-, otro en el centro del campo -Torres por Manu- y un tercero en la banda -Hernán por Ibai-, lo que evidencia que el técnico ha ganado en fondo de armario y recursos útiles.
En la toma de posiciones de los primeros minutos ya dejó claro el cuadro albiazul que iba a mantener la línea de los últimos partidos y no tardó Guidetti en probar los reflejos de Asenjo. Ante esa primera situación de amenaza y la presión adelantada, el Villarreal aplicó su tradicional juego combinativo y se echó a la espaldas de Castillejo, en un estado de forma sensacional. Así, la segunda ocasión se pintaba de amarillo con un cabezazo alto de Bacca.
Se perdía el cuadro vitoriano en imprecisiones con el balón constantes que conducían a la pérdida y el viaje de regreso hacia el área propia. Se buscaba el contragolpe con el enorme espacio que dejaba a sus espaldas la defensa castellonense, pero faltaba pausa en el momento de sacar el pase limpio y también claridad en las ideas dentro de un partido que iba pasado de revoluciones. Circunstancias que hicieron que el dominio del equipo local se fuese agrandando con el paso del tiempo. Ante la carrera de Bacca, Ely hubo de salvar los muebles cruzándose ante el colombiano justo cuando encaraba a Pacheco.
La errática articulación de la salida a la contra propició que la sensación de agobio se convirtiese en una constante. Los desplazamientos en largo eran balones rifados que casi siempre acababan en pies amarillos, mientras que las conexiones en cercanía brillaron por su ausencia. Se fiaba todo a una carrera de muchos metros y por eso el esférico permanecía de manera casi constante en el lado del campo visitante, con Hernán y Pedraza incrustados en los laterales de una línea defensiva sobrepoblada con seis hombres. Eso sí, el bagaje ofensivo del Villarreal era muy escaso y apenas era capaz de ejecutar disparos, siendo el remate inicial de Guidetti el único entre los tres palos.
De sentencia a sufrimiento Cuando el primer acto entraba en su desenlace, la grandeza del fútbol sonrió al Glorioso y la miseria se cebó con el Submarino Amarillo. Un balón perdido que se fue a saque de esquina, un rechace tras el córner que Pedraza devolvió al área y una sutil peinada de Ely, apenas un roce con la nuca, desvió el esférico lo suficiente para que quedase suavemente alojado en la portería de Asenjo, determinando el 0-1 al descanso.
Con el desequilibrio en el marcador, la dinámica mostrada por los dos equipos en la primera parte se acentuó todavía más. El Villarreal buscando el empate a través de la posesión; el Alavés persiguiendo la sentencia al contragolpe. Eso sí, los primeros seguían sin generar oportunidades -más de una hora tardaron los amarillos en probar a Pacheco con un disparo de Ünal- y seguían siendo los albiazules los que ponían el peligro, como un remate de Pedraza que desvió Asenjo antes de dar al larguero en una ocasión clamorosa.
La segunda no la fallarían ya los de Abelardo. En una contra montada de manera perfecta, con pases precisos para llevar el esférico de la izquierda hasta la zona central del área, donde apareció un recién ingresado Ibai para ajustar desde la frontal a la derecha de la portería de Asenjo. Cuando parecía que había llegado la tranquilidad, volvieron a aparecer los fantasmas de los últimos partidos con el 1-2 de Bacca que condujo el final del partido hacia la agonía. En ese momento se puso Pacheco el disfraz de San Fernando para bajar la persiana y, en medio de un sufrimiento enorme, asegurar tres nuevos puntos que suponen un salto excepcional hacia la permanencia.
Mucho acierto. El Alavés se vio dominado casi desde el comienzo del partido, pero durante más de setenta minutos los únicos disparos entre los tres palos fueron suyos. Y ahí su acierto fue fundamental para conseguir una renta de dos goles -marcaron Ely e Ibai, Asenjo salvó ante Guidetti y Pedraza- que acabaría siendo definitiva en la resolución.
Más sufrimiento. Si durante todo el partido el Villarreal había disfrutado de una posesión prácticamente estéril, en el tramo final se volcó sobre la portería alavesista y, tras el 1-2, apareció imperial Fernando Pacheco para salvar los tres puntos.
El Villarreal tardó más de una hora en encontrar el camino hacia su portería, pero en el tramo final tras el 1-2 sacó a relucir su mejor versión firmando hasta seis intervenciones decisivas.
Su partido más gris en los últimos tiempos, ya que el Alavés apenas tuvo el balón y el madrileño no estuvo en zonas de peligro, aunque dejó algún detalle de calidad.
Más efectivo que brillante. Las mejores versiones del Alavés en jornadas precedentes no fueron acompañadas por los puntos que su equipo merecía, pero ayer en un partido que dominó por completo el Villarreal fue capaz de sacar un enorme provecho de sus pocas ocasiones y resistir a la perfección el empuje local. El único detalle aún por mejorar, la gestión de las ventajas en los minutos finales.