Vitoria - Quien espera desespera. Y, aunque Sergio Fernández es un hombre cabal, pausado y que siempre exhibe sosiego y transmite tranquilidad, llega un momento en el que la paciencia se desborda cuando se está a la espera de concretar operaciones que se mantienen invariablemente en punto muerto y que son fundamentales en este caso para que el director deportivo alavesista culmine su segundo proyecto en Mendizorroza. Los desvelos del técnico leonés están pintados de color blanco, el que caracteriza a un Real Madrid del que sigue esperando decisiones que son determinantes para el futuro inmediato de El Glorioso. Achraf Hakimi, Borja Mayoral y Marcos Llorente son sus tres objetos de deseo. Sueños del alavesismo, pero pesadillas del máximo responsable de la parcela futbolística, que necesita decisiones, positivas o negativas, para avanzar en el cierre de la plantilla.

Sergio Fernández espera primero las decisiones de Zinedine Zidane acerca de la confección final de su plantilla y, llegado el caso de los descartes, posteriormente la del Real Madrid sobre el futuro inmediato de estos tres futbolistas. Hay una opción prácticamente asegurada, Achraf; una bastante realista aunque en enorme competencia, Mayoral; y una tercera que es casi utopía pero para la que se siguen albergando esperanzas, Llorente.

El caso del lateral es el más claro de todos ya que el acuerdo entre todas las partes es total. La operación estaba ya cerrada cuando se produjo el traspaso de Danilo al Manchester City y, entonces, Zidane solicitó quedarse con Achraf durante más tiempo al no contar con más jugadores específicos en esa demarcación. Todo hace indicar que el hispano-marroquí acabará saliendo cedido para continuar con su progresión, pero no parece que dicha decisión se vaya a tomar antes del partido de vuelta de la Supercopa del próximo miércoles.

En las oficinas del Paseo de Cervantes se da por casi segura esta contratación -solo Zidane puede frustrarla- y las esperanzas también son elevadas en el caso de Mayoral. Con el delantero, el principal problema es la gran competencia existente entre clubes de Primera División por hacerse con sus servicios. Todos los equipos de la zona media-baja quieren en sus respectivas plantillas al punta de Parla, pero el Alavés puede hacer valer sus excelentes relaciones con el Real Madrid y también su pasado reciente como buen trampolín para los valores emergentes, cuestión fundamental para el madrileño tras su mala experiencia la pasada campaña en el Wolfsburgo.

La resolución del futuro de Mayoral, que podría alargarse aún más allá de la próxima semana, es fundamental para el nuevo proyecto alavesista. Y es que el equipo vitoriano aún tiene que cerrar la llegada de dos delanteros dentro de un mercado que ofrece muy pocas opciones y a costes muy elevados. Si finalmente no se concreta la llegada del madridista, aunque hay optimismo al respecto, la situación se complicaría bastante.

BUscar un imposible Las llegadas de Achraf y Mayoral resultan fundamentales en la confección de la nueva plantilla, mientras que en el caso de Llorente su contratación supondría como ponerle la guinda al pastel. Técnicamente, al menos en estos momentos, un centrocampista más no es necesario en el equipo que maneja Luis Zubeldía, pero es evidente que nadie en su sano juicio dejaría escapar a un futbolista como el madrileño. Tiempo para hacer encaje de bolillos y rediseñar el puzle sobraría. Sin ir más lejos, ahí está un Dani Torres que no puede asegurar con plena convicción que su continuidad en Vitoria sea fija.

Como es evidente, el caso de Llorente es el más complejo de los tres expuestos. En primer lugar, su salida del club blanco no parece tan clara como la de sus compañeros, aunque tampoco parece que vaya a tenerlo nada fácil para continuar. Por otra parte, se trata de un futbolista que ya se ha ganado una fama merced a su gran temporada en Mendizorroza, por lo que la competencia por su contratación se pone ya a otro nivel. Por ejemplo, equipos que jugarán Liga de Campeones han llamado al Real Madrid para interesarse por su situación.

Teniendo en cuenta estos condicionantes, su regreso es utópico. Pero la esperanza es lo último que se pierde y el Alavés también tiene sus bazas para jugar. Llorente conoce el club y la ciudad, se sintió muy querido y considera que su paso por Vitoria fue fundamental en su crecimiento, por lo que tampoco descartaría el regreso.