Vitoria - Conocida la identidad de los dos protagonistas de la final de la Copa del Rey, ya han comenzado a correr ríos de tinta con la misma polémica que año tras año se repite de manera inexorable y que no es otra que la elección del escenario en el que los dos contendientes se jugarán el título. El alavesismo miraba con la lógica curiosidad del espectador neutral y con la sonrisa en la boca por los desmanes verbales que siempre suelen producirse a cuenta del tema en cuestión, pero en esta ocasión la decisión le atañe de manera directa. Cada club ya ha expuesto, pública o privadamente, sus deseos, pero los mismos chocan frontalmente en estos momentos con la realidad. Los días venideros tienen que servir para que, junto a la Federación Española de Fútbol, se vaya resolviendo este perenne problema que no está arreglado de antemano precisamente por la dejación de funciones del ente que preside Ángel María Villar, que ni dicta una sede de antemano ni llegada la hora de la verdad tiene la capacidad de imponer un escenario.
El problema sería muy fácil de resolver si la Federación, como ocurre en Inglaterra, Francia, Italia o Alemania, tuviese una sede fija e inamovible para la final de su torneo. O, si como ocurre en la Liga de Campeones o la Liga Europa, el destino del último partido se eligiese antes del inicio de la competición. O si, manteniendo el actual sistema, una vez conocidos los finalistas fuese ella misma la encargada de dictaminar el escenario del encuentro por el título copero. Pero como no se da ninguna de estas premisas, cada año tras las semifinales se repite la misma bochornosa historia.
atlético, la única solicitud De partida, la lógica señalaba que el Vicente Calderón era el escenario que iba a acoger la final. Y, a estas alturas, las circunstancias sigue señalando que el estadio del Atlético de Madrid es el que más opciones tiene de albergar dicho partido. El club colchonero, que se despide esta temporada del campo de la ribera del Manzanares, es el único que ha solicitado formalmente albergar la final y ya ha realizado los trámites burocráticos para organizar dicho encuentro, lo que es premisa fundamental e ineludible para que se le otorgue la final. El problema es que en las últimas horas el sector más radical de la afición rojiblanca ha iniciado una campaña para evitar que eso suceda.
La Federación ve con buenos ojos la opción del Calderón, pero también tiene que escuchar las peticiones de los clubes, muy distantes entre sí en estos momentos. Nada más conseguir la clasificación, Josean Querejeta señaló que la opción defendida por el Alavés es San Mamés por su cercanía. Por su parte, desde Barcelona se aspira a jugar en el Santiago Bernabéu por ser el estadio de mayor capacidad.
La opción de los culés es del todo inviable, ya que el Real Madrid no quiere que su eterno rival tenga la opción de celebrar un título en su estadio. Ya se encargó Florentino Pérez de reiterar de nuevo esa excusa que planta todos los años acerca de las obras que se acometen en la instalación al final de la temporada, así que esa alternativa queda completamente descartada porque la Federación no tiene poder real para imponer una sede que sería la ideal por encontrarse en el epicentro peninsular y ser el segundo estadio con mayor aforo.
bilbao, por cercanía La propuesta del Alavés es complicada, aunque no del todo inviable. El estadio bilbaíno pertenece a la sociedad San Mamés Barria, formada por cinco miembros: Gobierno Vasco, Diputación Foral de Bizkaia, Ayuntamiento de Bilbao, Kutxabank y Athletic. El club rojiblanco no es partícipe de solicitar la final, misma situación que en su día se votó en las dos instituciones locales. En el otro lado de la balanza, las declaraciones del lehendakari Iñigo Urkullu manifestando que “sería extraordinario” que el club vitoriano jugase la final en Bilbao o la presión realizada en ese sentido por los máximos mandatarios de Vitoria y Álava, Gorka Urtaran y Ramiro González.
El problema de San Mamés, más allá de la necesaria entente entre cinco partes que distan mucho entre sí, viene marcado por el concierto que el día 30 de mayo ofrece en dicho recinto Guns N’ Roses. Se trata del primer evento de semejante magnitud que acogerá dicho estadio y su preparación requiere de muchos días para que nada falle en el festival, por lo que los promotores del mismo tienen reservado el campo desde una semana antes del concierto. Una dificultad más añadida a esta designación.
De este triunvirato de opciones -aunque el Alavés no le cierra las puertas a nada e incluso se ha hablado de las posibilidades del Camp Nou y de Mestalla- debería salir el escenario de la final, pero siempre teniendo en cuenta que el Vicente Calderón es el único que ha tramitado la petición para organizar ese partido. El estadio del Atlético garantiza un viaje relativamente cómodo para las dos aficiones y cerca de 20.000 entradas para cada club. Solo el Santiago Bernabéu ofrece unas condiciones mejores para los dos contendientes por su mayor aforo, mientras que la opción de San Mamés solo es mejor en cuanto a desplazamiento para el Alavés y ofrecería prácticamente las mismas entradas que el Calderón.
Con motivo de la disputa de su encuentro liguero de mañana, las directivas alavesista y barcelonista mantendrán las primeras conversaciones acerca de este siempre espinoso asunto, que debería quedar resuelto de manera casi inmediata para que los aficionados puedan comenzar a organizarse.
Inauguración. 1947
Aforo. 81.044 espectadores.
Distancia. 350 km.
Inauguración. 1966
Aforo. 54.907 espectadores.
Distancia. 362 km.
Inauguración. 2013
Aforo. 53.289 espectadores.
Distancia. 65 km.