bilbao - San Mamés y su afición tienen fama de conformar uno de los binomios más calientes de la Liga. Fama merecida e incluso envidiada por los propios equipos rivales, que no pocas veces han sucumbido al empuje del jugador número 12 desde la grada para amarrar los puntos que el equipo no conseguía. La Catedral y su afición tienen fama de todo ello pero solo cuando quieren. Y ayer, quizá por la hora del partido o las bajas temperaturas, no quiso o, al menos, no como le precede su fama. Porque hasta en los instantes finales del primer tiempo, cuando Arrizabalaga tuvo que abandonar el campo por lesión, la afición no despertó con una sonora ovación tanto para el canterano como para su sustituto, Iraizoz. Si a ello se unía que los cerca de 500 aficionados del Alavés desperdigados por el estadio estaban huérfanos de la batuta habitual de Iraultza 1921, que como protesta por el precio de las entradas fijadas por el Athletic no acudió a animar a San Mamés, el resultado fue un derbi tan falto de pasión y tan frío como el propio ambiente. Porque salvo chispazos contados como la anteriormente citada ovación o el reconocimiento público que Toquero e Ibai recibieron cuando la megafonía citó sus nombre antes del pitido inicial, San Mamés se pareció ayer durante gran parte del encuentro más a un teatro que a un campo de fútbol. Solo faltó el clásico “Por favor, apaguen sus dispositivos móviles” para completar una triste puesta en escena para un derbi que comenzó puntual y que permitió a los dos exjugadores del Athletic saludar a antiguos compañeros y miembros del cuerpo técnico en el túnel de salida al campo, como se encargaba de mostrar la señal interna de televisión.

Sobre el césped, mientras tanto, una decena de jardineros mimaba el tapete rojiblanco provistos de rastrillos y los aspersores daban el ultimo toque antes del pitido inicial. Los aficionados, al tiempo, ocupaban sus asientos a última hora. Muchas caras conocidas en la hinchada albiazul. Se pudo ver, por ejemplo, a habituales como José Manuel Salán o Asun Gorospe, pero también a representantes de la clase política como el diputado general o el Alcalde, empresarios como Pepe Barreira (Gran Hotel Lakua), Josu Sánchez (Elkargi), Juan Antonio Sánchez Corchero, José Luis Fernández (Idom), Gregorio Rojo (presidente de la Cámara de Comercio), Lorenzo Díaz de Apodaka (Air Studio), José Ignacio de Pablo (Itzarri), Javier Gómez (AEG Power) o Amadeo Alvarez, ex de Michelin, que estuvo acompañado por Iñaki Casas, de IMQ. El derbi en el nuevo San Mamés, el primero para el Glorioso, también concitó a dos de los nuevos consejeros del club como Xabier Ruiz e Iñigo Sánchez de Movellán, a los que se unieron parte de la expedición albiazul como Borja Chasco, Alvaro Ron y Joseba Baqueicoa.

Pero como quiera que el partido continuaba en estado de congelación, fue la grada quien decidió comenzar a calentar el partido mediada la segunda parte tras un par de entradas de Laguardia y Feddal que levantaron al público de sus asientos. Fue otro chispazo. Porque de nuevo llegó el silencio y al rato la ovación, esta vez en el minuto 74 para Toquero e Ibai, sustituidos por Pellegrino con aires de homenaje. Ya para entonces, viendo lo que ocurría en el campo, San Mamés había decidido que el partido lo ganaba él. Así que rugió como acostumbra y en los minutos finales azuzó a su equipo hasta embotellar al Alaves en su área a partir de balones colgados, segundas jugadas y, sobre todo, saques de esquina. Arreones marca de la casa que el Alavés contuvo con orden y concierto. Sin embargo ayer, el santo no estuvo por la labor y la puerta de Ortolá, que debutaba en Liga, acabó virgen. Empate a cero, quinto partido consecutivo sin perder y nuevo zarpazo como visitante en el feudo del rival más complicado de la Liga como local, que hasta ayer acumulaba 11 victorias en 13 partidos entre Liga, Copa y Euroliga.