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0-1, minuto 39: Deyverson. Jugada de saque de banda entre Edgar y Femenía, el alicantino le gana la partida a Denis y en su centro Deyverson se adelanta a Mathieu para batir a Cillessen de remate con el exterior. 1-1, minuto 46: Mathieu. Saque de esquina de Neymar, el central francés le gana la posición a Laguardia y su cabezazo picado supera a Pacheco. 1-2, minuto 64: Ibai Gómez. Tras un saque de banda, el bilbaíno se aprovecha de un error de Mascherano, se va de Vidal y saca un disparo al segundo palo al que no llega Cillessen.

Amonestó a Mascherano (minuto 55) y Raúl García (minuto 72).

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El Deportivo Alavés fue ayer el más claro ejemplo de la mítica aldea gala que resiste impertérrita en los tebeos a las acometidas de los ejércitos de Julio César. Astérix y Obélix fueron albiazules. Pero, como en el cómic, no se contentaron con soportar el acoso del mayor imperio del fútbol. Ni mucho menos. Mauricio Pellegrino, druida de este equipo, había preparado en la marmita poción mágica de sobra para también golpear con contundencia. Seriedad, sobriedad y seguridad en una defensa que apenas cometió fallos, acompañada en esta ocasión de un ataque tremendamente efectivo que metió en problemas al Barcelona en cada acometida. Dos puñetazos de Deyverson e Ibai Gómez al mentón. La pequeña aldea gala consiguió invadir la mismísima Roma.

En cuanto a nombres, solo realizó Pellegrino una variante con respecto al partido contra el Sporting dando a entrada a Raúl García por Manu García, pero lo que varió por completo fue el dibujo. El gallego se incrustó en la línea de centrales junto a Laguardia y Alexis, dejando largo recorrido a Femenía y Theo en los laterales, una línea de cuatro por delante y Deyverson en punta en un claro 5-4-1 con el que tratar de cerrar los pasillos centrales y también buscar la velocidad en la salida.

Ante un Barcelona en el que Luis Enrique dejó en el banquillo a varios de sus mejores jugadores -Messi, Suárez, Iniesta Alba, Umtiti, por ejemplo, mientras que Piqué y Sergi Roberto se quedaron en la grada-, el cuadro albiazul se plantó con seriedad en los primeros minutos y apenas dejó que el rival se acercase a su área. Y la primera vez que pudo salir con el balón controlado, el mayor problema en ese arranque de duelo al tener muchos metros por delante y muy pocos jugadores con vocación ofensiva tras la recuperación, Ibai Gómez probó a Cillessen con un disparo lejano. El Glorioso avisaba primero.

Las ayudas defensivas servían para desactivar las internadas culés en el área y, aunque parezca increíble, Pacheco vivía con absoluta tranquilidad sin recibir ni un solo disparo peligroso cuando el cronómetro había rebasado ya la media hora. Una acción de estrategia rematada por Vidal a los 34 minutos dio la primera opción de lucirse al extremeño.

El equipo de Pellegrino se crecía con el correr del reloj. Y se estiraba con criterio. Sobre todo en una banda derecha en la que Edgar interpretó a la perfección el juego de espaldas, aguantando para que se incorporasen jugadores desde atrás. En un saque de esquina forzado por el tinerfeño, la conexión con Femenía funcionó de maravilla. El alicantino sentó a Denis y sirvió el balón para que Deyverson sacase a relucir su olfato goleador. El brasileño se adelantó a Mascherano y conectó un remate con el exterior cruzado que superó a Cillessen. El Camp Nou quedaba silenciado a excepción del pequeño reducto albiazul que gritaba de alborozo con el 0-1, marcador al descanso tras mandar Neymar un cabezazo desviado y fallar Rakitic un remate claro.

La alegría se desvaneció apenas unos segundos después de haber regresado del vestuario. Un minuto le bastó al Barça para igualar en un saque de esquina -error del colegiado, ya que el balón se fue fuera tras rebotar en Turan- en el que Mathieu le ganó la partida a Laguardia para cabecear liberado de marca y con su remate picado superar a Pacheco. Un error y castigo máximo. Que a punto estuvo de ser doble poco después de nuevo por mediación de Mathieu en un nuevo saque de esquina en el que inexplicablemente el galo mandó fuera. Casi a continuación, el asistente invalidaba un gol de Edgar por un fuera de juego ajustadísimo.

Ese tanto anulado reactivó al Alavés tras el mazazo anímico inicial. Luis Enrique tenía que recurrir a los Messi, Iniesta y Suárez, pero el que sacaba a relucir su pegada era el equipo de Pellegrino. Después de otro saque de banda, la pelea de Ibai Gómez se unió a un fallo de Mascherano. El bilbaíno sentó a Vidal y exhibió su fino golpeo de diestra para ajustar el balón al palo largo. Silencio sepulcral de nuevo en Can Barça.

Quedaba prácticamente media hora para el final y el cuadro albiazul interpretó a la perfección el guión que venía desarrollando sin apenas errores. Con orden y seriedad, aún acusando el cansancio. Con un tramo final en el que tocó encerrarse y resistir, pero en el que también se pudieron sacar contragolpes que podían haber sido definitivos. Messi tuvo la última en el 94. Julio César caía acuchillado. Astérix, Obélix y los galos alavesistas asaltaban Roma.

Un trabajo excepcional en la punta de ataque en la vertiente ofensiva y en la defensiva. Se llevó todos los balones por arriba, fue un incordio constante y consiguió un gran gol.

Un plan perfecto. El argentino quería que su equipo jugase en el Camp Nou durante la mayor parte de minutos que fuese posible como se había trabajado a lo largo de los últimos días y se puede afirmar que el Alavés interpretó su guión muchísimo mejor que el Barcelona el suyo. Cerró el centro con buenas ayudas gracias al sistema 5-4-1 y aprovechó a la perfección sus salidas al ataque para ganar.

Dentro de un partido en el que todos los albiazules estuvieron sobresalientes, el joven centrocampista madrileño tuvo una labor muy gris, sin apenas balón, pero muy comprometido.

Planteamiento perfecto. Pellegrino ideó un cambio de sistema con el que maniató al Barcelona durante todo el partido. Con un 5-4-1, metió muchos jugadores por detrás del balón y en el pasillo central y apenas concedió ocasiones a un rival acostumbrado a acumularlas y que solo tiró a puerta tres veces.

Pegada letal. El cuadro albiazul había mostrado problemas de cara a la portería rival desde el arranque del curso, pero ayer mostró una efectividad prácticamente plena y aprovechó a la perfección las concesiones defensivas del rival. Deyverson e Ibai Gómez fueron los ejecutores -un gol de Edgar fue anulado por un fuera de juego muy ajustado- del Barça.