Seguramente Manu Fernández vivió ayer su peor partido desde que se dedica profesionalmente al fútbol. Los errores de los porteros siempre son los más llamativos porque cada uno de ellos es sinónimo de gol encajado y el guardameta asturiano ya venía de rumiar el fallo que propició la derrota en Sabadell, que tampoco era el primero de la temporada que acababa con puntos perdidos por el camino de forma inexplicable. Desgraciadamente, lo que podía haberse quedado en un episodio puntual, de esos que todos los cancerberos sufren alguna vez en el transcurso de cada temporada, no fue más que el prólogo de una actuación propia del museo de los horrores. Tras el primer fallo que dejó en bandeja el tanto inicial a Imaz, el meta alavesista se vino abajo mentalmente y comenzó a cometer errores impropios de un portero profesional que venían marcados, única y exclusivamente, por su nerviosismo. Aparecieron la angustia, el runrún en la cabeza por el yerro cometido. Y Manu Fernández se vino mentalmente abajo, superado por esa certeza de haber fallado. Y con él se cayó entonces todo el equipo.

Ya la semana pasada el futbolista formado en la cantera del Sporting cometió un error en Sabadell que costó al menos un punto. No estaba digerido el fallo, como se pudo comprobar a las primeras de cambio. Un disparo de León escorado desde la derecha que botó en el irregular césped se le escapó de las manos, le golpeó en el pecho y le quedó franco a Imaz, que solo tuvo que empujar el balón a la red.

En ese momento aparecieron los fantasmas y se pudo ver a un portero incapaz de sobreponerse a ese error y que se vio superado por su propia angustia. Casi a renglón seguido, un balón largo a la carrera de León entre los centrales. Con Migue recuperando ante el delantero, el portero decidió salir muy lejos de sus dominios. Un suave toque del punta sirvió para superar su salida y el Llagostera conseguía de esta manera el segundo tanto de la tarde apenas dos minutos después de haber marcado el primero.

Para rematar la faena, todavía llegaría un tercer error. Quizá el peor de todos. Con Querol emparejado con Raúl García, Manu Fernández se asomó al balcón del área en una nueva salida del todo errática en la que no midió bien los tiempos. ¿Resultado?, el guardameta se llevó por delante a su compañero y, por tercera vez, dejó el balón franco en los pies del delantero por tercera vez en la tarde. Todavía se rehízo Manu Fernández con un par de buenas paradas en la segunda parte, pero el debate de la portería queda abierto de par en par visto el estado emocional de un guardameta al que, tras su primer fallo, ayer le superaron sus propios nervios. No sería de extrañar, por ello, que Iñaki Goitia entrase en escena ante el Mallorca el próximo sábado en Mendizorroza.

Curiosidad. Pocos fueron los alavesistas que se desplazaron a Palamós, pero alguno de ellos, curioso, se pasó por el recinto hotelero que tristemente está ligado a la historia más negra del Alavés al ser propiedad de Dmitry Piterman.