Vitoria - La crisis y el control económico al que están sometidos los clubes de la Liga Adelante han propiciado un cambio de tendencia en los banquillos desde la anterior etapa del Deportivo Alavés en Segunda División a la actual. El número de destituciones de entrenadores se ha rebajado notablemente, aunque, curiosamente, es el equipo vitoriano uno de esos que no se escapan al siempre manido recurso de prescindir del técnico cuando vienen mal dadas. Con las cuentas vigiladas por la Liga de Fútbol Profesional y mucho menos dinero, los clubes cada vez apuran más a la hora de poner en funcionamiento la guillotina sobre la cabeza del entrenador. Ahora se hace cuando ya casi no queda más remedio, se estira la confianza hasta extremos que antes ni siquiera se contemplaban o, llegado el caso, incluso se apuesta por la continuidad de manera inexplicable. Y es que hay economías que no pueden asumir los costes de tanto cambio. Eso sí, tanto entonces como ahora en las oficinas del Paseo de Cervantes no tiembla el pulso a la hora de ejecutar y el paso de técnicos por el banquillo era y sigue siendo una auténtica procesión.
La anterior etapa de El Glorioso en la categoría de plata se extendió durante tres temporadas (2006-07, 2007-08 y 2008-09) y en todas ellas el ir y venir de entrenadores fue una constante. Hasta cuatro relevos se produjeron en el primero de los cursos, el que sería el último de la era Dmitry Piterman. La segunda, con Fernando Ortiz de Zárate en la que a la postre sería la campaña más tranquila en este apartado, solo acogió una destitución, mientras que la tercera se llevó por delante a otros dos técnicos. La historia se repite ahora, en el regreso del cuadro alavesista a Segunda en una temporada en la que ya se ha prescindido de dos entrenadores.
Por aquellos años el relevo en el banquillo era moneda común. Y las ejecuciones, por la vía rápida. Tanto es así que en la temporada 2006-07 se produjeron hasta dieciocho cambios en los banquillos, mientras que en los dos cursos siguientes la cifra ascendió a diecisiete permutas. Aún en la 2009-10, cuando el Alavés ya militaba en Segunda B, fueron destituidos dieciséis entrenadores, pero a partir del siguiente curso la cantidad se fue reduciendo drásticamente hasta alcanzar el mínimo el pasado curso, cuando solo diez entrenadores perdieron su puesto con la temporada en marcha.
cada vez menos En lo que va de año, once son los relevos que se han producido en la categoría de plata. Es uno más que el pasado año, pero seguramente en las jornadas que quedan por disputarse la cifra no va a crecer de manera excesiva, quedándose de esta forma por debajo de las de cursos anteriores. La crisis aprieta y el control monetario al que se encuentran sometidos los clubes hace que los presupuestos estén muy limitados. El caso más evidente esta campaña lo representa el Hércules, donde Quique Hernández se mantiene inamovible en su puesto a pesar de que el conjunto alicantino inició la campaña pensando en el ascenso y pena ahora en la zona baja. También hay casos, como el de la Ponferradina, donde la confianza sobrevive por encima de los resultados. Así, de momento Claudio Barragán ha conseguido sobrevivir a pesar de que el cuadro berciano se encuentre en puestos de descenso.
Lo que es evidente es que el hecho de contar con menos dinero también ha hecho que a algunos dirigentes, no a todos, les entre la cordura y también mantengan una paciencia que antes no tenían. Cuando en otros tiempos se optaba por encadenar una destitución detrás de otra no se tenía demasiado en cuenta cuál era el objetivo de cada equipo. Así, clubes que estaban metidos en la zona roja y cuyo objetivo era escapar de la misma, recurrían excesivamente rápido a la carta de la destitución. Con menos dinero, algunos se lo piensan más. No es el caso del Alavés, que vuelve a recordar a los viejos tiempos. Y todo hace augurar que, una vez más, romper la cuerda por la parte más endeble no le va a servir para nada.