vitoria. Después de algo menos de año y medio sentado en el banquillo local de Mendizorroza, Natxo González ya es historia en el Deportivo Alavés. El depósito de la paciencia de Josean Querejeta terminó de agotarse el pasado domingo tras el encuentro frente a la Ponferradina y, a última hora de la tarde de ayer, la entidad del Paseo de Cervantes anunció oficialmente a través de un comunicado la destitución del preparador vitoriano y la contratación de Juan Carlos Mandiá hasta el final de la presente temporada como su sustituto. Una decisión que lo cierto es que no sorprende demasiado teniendo en cuenta la habitualmente inexorable ley del fútbol -El Glorioso es penúltimo en la clasificación a tres puntos de la salvación y acumula siete jornadas consecutivas sin ganar- pero en la que, una vez más, se echa en falta un mínimo de tacto con el entrenador que logró devolver al cuadro albiazul al fútbol profesional.
En realidad, la salida de Natxo del equipo ha estado muy cerca de producirse en varias ocasiones a lo largo de sus dieciocho meses de estancia en Vitoria a pesar de que durante la mayor parte de ese tiempo le han acompañado los buenos resultados. Sin embargo, el consejo de administración que le contrató el 14 de junio de 2012 "convencido" de que había "acertado" con la decisión muy pronto comenzó a perder la confianza en su trabajo. De esta manera, únicamente los éxitos sobre el césped -llevó al equipo al ansiado ascenso liderando la clasificación desde la primera a la última jornada y proclamándose campeón de todos los grupos- y el masivo apoyo social -los gritos reclamando su renovación en la recepción en la Virgen Blanca hicieron que Querejeta le firmara finalmente la renovación apenas unos días más tarde- le han permitido conservar el puesto hasta ayer.
Pero en cuanto los resultados han comenzado a dar la espalda, la cuerda se ha roto por el extremo más débil. En cualquier caso, no deja de llamar la atención que, con la decisión ya absolutamente tomada, el Alavés esperase hasta ayer para comunicarla. Más todavía, teniendo en cuenta que el mismo lunes el propio Natxo González tuvo que viajar junto al presidente, Alfonso Fernández de Trocóniz, y uno de los capitanes, Jaume, a representar al Glorioso en la gala de entrega de premios de la Liga de Fútbol Profesional. Un papelón que, sin duda, el preparador nacido en el barrio de Ariznabarra habría preferido ahorrarse sabiendo que le iban a cortar la cabeza apenas unas horas después.
En cualquier caso, él también era plenamente consciente de que su futuro pendía de un hilo y en sus últimas comparecencias públicas ya había trasladado un mensaje en el que dejaba entrever cierta impotencia y cansancio por luchar continuamente contra una situación a la que estaba resultando prácticamente imposible dar la vuelta. Porque lo que Natxo no ha querido decir nunca de puertas a fuera es que se ha visto obligado a luchar con unas armas que no eran las suyas. A la hora de confeccionar la plantilla su voz no fue escuchada en ningún momento y la dirección deportiva le entregó -a última hora en la mayoría de los casos- un grupo de futbolistas muy diferentes a los que se ajustan a su perfil y, para colmo, con graves problemas físicos en su pasado reciente varios de ellos. Pese a todo, el grado de exigencia no se rebajó ni un ápice.
A partir de ahora, será Juan Carlos Mandiá, que hoy mismo dirigirá ya su primer entrenamiento en Ibaia, el que deba lidiar con esta complicada situación. En cualquier caso, la cercanía de la apertura del mercado de invierno puede jugar a su favor. Porque las semanas de competición transcurridas han servido para que todos los estamentos del club se convenzan de la necesidad de limpiar el vestuario actual y traer refuerzos que permitan afrontar la segunda fase del curso con un mínimo de garantías. Y dentro de lo que permitan las limitaciones económicas, estos movimientos se van a llevar a cabo.
Porque, una vez consumida la bala del cambio de entrenador, si la mala racha se mantiene está claro que el punto de mira de las críticas va a moverse buscando culpables en la dirección deportiva y el palco.