Vitoria. La sexta jornada llega para el Deportivo Alavés con la sensación de que ya existe necesidad de conseguir una victoria que materialice en forma de puntos el buen juego desplegado por el equipo de Natxo González. No le ha acompañado la fortuna al conjunto vitoriano en su regreso a la categoría de plata, pero entre errores propios y golpes adversos de la fortuna se encuentra con solo tres empates y sin conocer aún la victoria, unos resultados del todo insuficientes. El maratón de la Segunda División propicia que casi siempre quede tiempo para reaccionar, pero el reloj indica que hay que dar ese volantazo cuanto antes si el conjunto albiazul no quiere verse metido en el pozo de manera indefinida desde demasiado pronto. Y, para evadirse, nada mejor que dar un golpe sobre la mesa con una victoria.
Vuelve el fútbol a la hora del vermú a Mendizorroza en un partido en el que se espera un ambiente excepcional por la masiva presencia de La Mareona sportinguista, que llega crecida con el sensacional arranque de curso del equipo de José Ramón Sandoval, que suma once puntos y no conoce la derrota. Eso sí, tampoco ha logrado ganar en sus dos partidos como visitante. A esa merma de rendimiento a domicilio se aferra un Alavés que se ha mostrado muy efectista, pero al que ahora le toca ser efectivo. En su búsqueda de la primera victoria, los pupilos de Natxo González tienen la perentoria obligación de mejorar su rendimiento en las dos áreas. En la defensiva, han de desterrarse definitivamente los graves errores individuales que tan caros se han pagado ya en forma de puntos perdidos, mientras que en la ofensiva los atacantes tienen que mejorar su puntería para transformar en goles las muchas oportunidades que están generando.
El Alavés no ha conseguido dejar su portería a cero en ninguno de sus cinco compromisos y esa lacra ha resultado demoledora para un equipo con una efectividad rematadora aún muy limitada. En líneas generales el cuadro albiazul no ha permitido excesivas alegrías a sus oponentes, pero han sido graves fallos puntuales los que le han acabado costando unos cuantos disgustos. En este sentido, a lo largo de los entrenamiento semanales se ha apelado a la concentración máxima en cada acción del juego y, sobre todo, en la contención de unas jugadas a balón parado que están resultando tremendamente dañinas para los intereses vitorianos.
Los problemas vienen de nuevo marcados por las bajas y seguramente Natxo González busque mover el árbol en busca de soluciones en el camino a la victoria.