Vitoria. Afronta el Deportivo Alavés un nuevo capítulo del particular y brillante libro que está redactando a lo largo de la presente temporada y que habla de cómo ser líder y mantener la concentración sin ceder un palmo de terreno a lo largo de los casi nueve meses que dura la fase regular del curso. El equipo de Natxo González lleva desde la tercera jornada como líder casi indiscutible del Grupo II y en Sestao busca sumar un nuevo peldaño en la escalera que le lleve a coronarse definitivamente como monarca absoluto de este lote que ha regido con mano de hierro casi desde el primer día. Como si se tratase de la Fórmula 1, el primer puesto permite salir desde la cabeza en la parrilla de salida cuando llegue la carrera decisiva, que no es otra que el play off, una ventaja para nada desdeñable porque permite el margen de error.

Para llegar a esas fechas decisivas todavía hay que pasar muchas páginas en el calendario y la primera de ellas es la del día de hoy, que presenta un duelo de alta intensidad ante un oponente necesitado de puntos para no verse amenazado por el descenso. A trancas y barrancas camina este Sestao que solo está un punto por encima de la línea roja y que puede meterse en serios apuros si no reacciona rápido porque los de abajo llegan apretando y se puede ver superado en cualquier instante. Con ese estado de necesidad del rival tiene que jugar un Alavés que es especialista consumado en cocinar los partidos a fuego lento para destapar la cazuela justo cuando el cocido está en su punto. O, lo que es lo mismo, ir sometiendo físicamente a los rivales para doblegarlos cuando el cronómetro ya ha avanzado bastante.

Casi con total seguridad, el partido de esta tarde en poco se parecerá al que ambos contendientes protagonizaron en la primera vuelta. Entonces en Mendizorroza, el Sestao renegó de su tradicional pelea y coraje para protagonizar una actuación tremendamente triste, sin apenas dar una patada, ante la que los albiazules se movieron a sus anchas dominando el duelo de cabo a rabo. En Las Llanas, un terreno de juego pequeño y con el césped en mal estado, la cosa será diferente.

Pero este equipo de Natxo González ya ha evidenciado que juegan tan bien en el Camp Nou como en el peor de los barrizales. Si hay que vestirse de etiqueta, se hace. Si hay que ponerse el buzo y arremangarse, este grupo también cumple. A esa eficacia, al compromiso colectivo demostrado desde el primer día, hay que fiarlo todo. Ahora y en lo que queda por venir.

El partido viene marcado por las muchas ausencias acumuladas por el cuadro alavesista. No ha tenido que darle muchas vueltas el preparador vitoriano a la citación de dieciséis porque ni siquiera cuenta con tantos futbolistas del primer equipo. Lesionados Luismi y Urtzi y sancionados Luciano, Barahona y Viguera, el cancerbero del filial Sergio Herrera completa la convocatoria con los otros quince disponibles.

Donde sí que puede existir el espacio a la variación es en la disposición táctica del equipo sobre el césped de Las Llanas. El sistema 4-2-3-1 es el que más veces ha utilizado Natxo González a lo largo del presente curso, pero en los compromisos a domicilio ha ensayado diversas variantes. Por lo visto en el entrenamiento matinal de ayer, la idea para esta tarde pasa por plantear un centro del campo en rombo (Jaume de cierre, Beobide y Sendoa escorados y Jonan de mediapunta) con una doble referencia ofensiva marcada por Guzmán y Juanma. En la línea de cuatro defensas, regresaría a la titularidad Javi Hernández para hacer pareja con Ayala, mientras que Juanje tiene muchas papeletas de suplir a Manu García en la izquierda.

La última duda viene marcada por el susto protagonizado por Iván Crespo en la matinal de ayer. El guardameta se retiró del entrenamiento con un fuerte golpe en la rótula. El cántabro recibió un impacto en la rótula al chocar con Óscar Rubio, que estaba en su equipo. El guardameta quedó tendido sobre el césped con evidentes síntomas de dolor. Se paró el entrenamiento y Natxo González acudió raudo hacia el portero, ya con el susto en el cuerpo. Finalmente, Crespo acabó levantándose, aunque no terminó la sesión y abandonó el entrenamiento con una visible cojera, aunque no debería ser impedimento para que el guardameta cántabro defendiese la portería en esa búsqueda de un nuevo triunfo que allane todavía más el camino hacia el primer puesto.