Vitoria. Dos bolas entre siete. Una blanca y la otra azulgrana. Lamentos cuando pasó por delante la opción del primer premio gordo; alegría desatada cuando el segundo de ellos quedó emparejado con la bola que guardaba en su interior el nombre del Deportivo Alavés. Pasada la posibilidad de enfrentarse al Real Madrid, la mejor opción era el Barcelona y, por fin, la suerte le hizo un guiño al Glorioso, que vive esta temporada en un mar de calma en el que todo parece salirle bien. Ilusión indescriptible para los aficionados y una inminente inyección económica de dimensiones considerables para las arcas de la entidad del Paseo de Cervantes, que gracias a este partido puede ver cubierta una parte muy importante de su presupuesto para el presente curso.

Es esta vertiente, la económica, la que cobra relevancia una vez alcanzada la ronda de dieciseisavos de final de la Copa del Rey, ya que pensar en eliminar al equipo de Tito Vilanova es pura utopía. Con llegar a esta cuarta eliminatoria el Alavés ha cumplido de sobra su objetivo en este torneo, más aún cuando ha quedado emparejado con un oponente inaccesible desde el punto de vista deportivo pero que es el mejor rival que podría encontrarse a la hora de hacer caja.

Los aficionados viven ahora pendientes de los precios que determine fijar el club para el partido de ida de esta eliminatoria, en inicio fijado para el próximo miércoles 31 de octubre aunque podría variar su fecha por motivos televisivos. Las oficinas de la entidad eran ayer un bullidero de ideas y habrá que esperar a la jornada de hoy para ver qué decisión se toma. Eso sí, todo hace prever que todo el que quiera ver al Barcelona tendrá que rascarse el bolsillo, aunque el abonado albiazul tendrá sus ventajas después de tantos sufrimientos.

Y es que, el ingreso en concepto de taquillaje puede suponer una de las partidas más importantes de la presente temporada, solo por detrás de lo recaudado a través de la campaña de abonados. Superar los 500.000 euros a través de la venta de entradas parece una meta bastante factible y si el club se mueve con acierto en sus decisiones y consigue aprovechar el poder de convocatoria barcelonista, dicha cifra puede verse aumentada de manera considerable. Por fortuna o por desgracia, muchos serán los aficionados -incluso de provincias limítrofes al haber un buen número de peñas en las cercanías- que acudan a Mendizorroza con la única intención de ver jugar al Barcelona.

Otro remanente destacado de ingresos llegará a través de la venta de los derechos televisivos del partido, aunque se trata esta de un arma de doble filo ante la posibilidad de que el duelo se emita en abierto y reste presencia de espectadores en las gradas. Eso sí, tratándose del Barcelona, el Alavés conseguirá una suma destacada que añadir al taquillaje y a los ingresos percibidos ya por alcanzar los dieciseisavos, que están cercanos a los 70.000 euros. Existe, además, la posibilidad de obtener nuevas inyecciones económicas a través de la venta de publicidad dentro de un enfrentamiento que pondrá de nuevo al Glorioso en el escaparate mediático. Entre unas cosas y otras, el gordo que ayer le tocó al club podría acercarse mucho al millón de euros. Y eso sin contar que la propia ciudad se verá enormemente beneficiada por la visita de un Barcelona que no pisa Vitoria desde el 10 de enero de 2007, entonces en los octavos de final de este mismo torneo.

un equipo de leyenda Todo ese baile de números que se avecina será el protagonista hasta que llegue el gran día del partido, cuando el Barcelona regrese a Mendizorroza convertido ahora en uno de los mejores equipos de la historia del fútbol. La duda para el alavesismo, expectante ante la posibilidad de ver en directo a este equipo de leyenda, será saber quiénes serán los elegidos por Tito Vilanova para ese primer partido de dentro de dos semanas. Y es que tener la posibilidad de ver a Leo Messi sobre el césped es una oportunidad única que puede tardar algunos años en volver a repetirse.

De la mano de Pep Guardiola las rotaciones no fueron excesivas y los aficionados de los clubes de Segunda B tuvieron la oportunidad de ver a los astros blaugranas. Así, el año pasado en Hospitalet jugaron Cesc, Xavi, Puyol, Villa, Iniesta o Busquets. Para cumplir con la reglamentación, los equipos tienen que alinear a siete jugadores de la primera plantilla y vista la escasez de futbolistas con las que cuenta Vilanova pueden ser varias las figuras culés que jueguen ese partido, aunque la alineación estelar se la suele dejar el Barcelona para el Camp Nou, donde ha masacrado a todos sus modestos rivales. Eso será ya otra historia, digna del disfrute de un alavesismo que ya ha visto colmada su particular Copa.