Vitoria. Finiquitada ya la mala racha de dos derrotas consecutivas y asentado con firmeza en el liderato del Grupo II de Segunda División B, el Deportivo Alavés afronta el próximo miércoles el que se presenta como su gran punto caliente en el inicio de la temporada. Y no lo es por aspectos deportivos, ya que soñar con títulos y parabienes resulta todavía quimérico. Para los modestos, lo que prima en la Copa del Rey es el apartado económico, la posibilidad que con el actual sistema de competición se les abre a los militantes de la categoría de bronce de cuadrar el beneficio de toda una campaña con los ingresos de un solo partido. Y es que el tiempo de crisis es también una época de oportunidades y al Glorioso solo le queda superar un último y complicado escalón para aspirar al gordo en un sorteo en el que hay muchas opciones de llevarse el premio máximo del evento.

Dejando a un lado las posibilidades que existen de seguir avanzando rondas más allá de los dieciseisavos, que son reales como han demostrado en las últimas temporadas clubes como el Mirandés, que el pasado curso se plantó en las semifinales, u otros como el Alcorcón y el Real Unión, que en su momento aniquilaron al Real Madrid, lo verdaderamente importante para los modestos en este torneo es contar con la posibilidad de obtener unos ingresos adicionales que sustenten el presupuesto.

De superarse la eliminatoria contra el Huracán, ciertamente complicada a priori, habría que esperar después al resultado del sorteo que depararía un enfrentamiento contra un club de Primera División de los siete que están disputando competiciones europas, pero es evidente que una visita de Barcelona, Real Madrid o Athletic a Mendizorroza supondría un aldabonazo para las arcas del club, quedando visiblemente reducida esa recaudación en el caso de que la bola deparase como rival a los Atlético de Madrid, Valencia, Málaga o Levante.

Una hipotética visita de culés o merengues a Vitoria, incluso teniendo en cuenta la ausencia de sus grandes estrellas, serviría para completar cerca de un tercio de los tres millones de euros que el Alavés presupuestará para el presente curso gracias a los ingresos por taquillaje, derechos de retransmisión televisiva y venta de publicidad, a los que habría que añadir una relevancia mediática a nivel estatal de la que el club hace tiempo que no disfruta y también unos réditos económicos importantes para una ciudad que atraería a muchos aficionados de estos clubes que no tienen demasiadas oportunidades de verlos jugar en directo. Todo un negocio, sin lugar a dudas, que iría decayendo en la magnitud de sus cifras a la vez que bajase el renombre de los posibles rivales.

reactivar la ilusión También desde el punto de vista emotivo tiene una gran trascendencia pasar a la siguiente ronda. Lo primero, por dejar en la cuneta a un rival como el Huracán que bien podría ser uno de los oponentes del Alavés en la futura lucha por el ascenso. Por otra, por corroborar que el buen inicio de curso cuenta con unas bases sólidas y que puede ser competitivo ante cualquier rival. Y, por último, porque en los clubes modestos que tienen oportunidad de enfrentarse a un grande siempre se genera una corriente positiva que acaba ofreciendo unos réditos muy positivos en la competición liguera por ese empujón anímico que se recibe. Ahí está el ejemplo reciente del Mirandés o los dos precedentes del propio Alavés cuando alcanzó las semifinales estando en Segunda.

Por último, aunque no menos importante, el acceso a la cuarta ronda llevaría aparejado un regalo especial para todo el alavesismo, que lleva ya muchos años sin llevarse una alegría a la boca. La ilusión ha vuelto a brotar con fuerza en este sensacional arranque de curso y para muestra solo hay que mostrar el botón de Tajonar, adonde se desplazaron cerca de un millar de alavesistas para ver a su equipo. Poder disfrutar en Mendizorroza de nuevo de un partido ante un grande de Primera División sería el merecido premio para una afición que en los últimos años ha sufrido como ninguna y que, pese a ello, no ha dado la espalda a su equipo en las malas tardes. Por todo ello, el del miércoles contra el Huracán es mucho más que un partido.