Palencia. El Deportivo Alavés se encontró en Palencia con la ansiada tranquilidad que tanto tiempo llevaba buscando sin hallarla. No pudo imaginar José Carlos Granero un estreno más plácido, una victoria facilitada en gran parte por la candidez de un rival empeñado en regalar goles, pero no es menos cierto que rivales de semejante nivel, e incluso inferior, ya se ha encontrado el conjunto vitoriano a lo largo de la presente campaña sin ser capaz de golear, y en ocasiones ni de ganar, como lo hizo ayer en La Nueva Balastera. Tres puntos más en la mochila para acercarse a la zona de play off y toneladas de calma para un equipo que, cambiado el timonel del barco, tiene ahora la obligación de demostrar que tiene la calidad que se le presupone.
Lo cierto es que el duelo tuvo poco de tal porque la contienda se acabó a los siete minutos. El guardameta Leke, debutante tras la marcha del club del hasta ahora titular indiscutible Diego de Miguel, salió al terreno de juego con los nervios a flor de piel y en apenas dos acciones dejó a su equipo completamente vendido al recibir dos amarillas, con la consiguiente roja, y cometió un penalti que Geni se encargaba de transformar en el minuto 10.
Tampoco el cambio de Calderé, quitando a uno de los dos pivotes para dar entrada al meta suplente, ayudó en nada a un Palencia que, al menos, durante los siguientes compases de juego se vio beneficiado por el paso atrás dado por un Alavés que, además, cometía una falta detrás de otra, con el peligro que ese tipo de acciones conllevan.
Lo que pasa es que el cuadro castellano no está para tirar cohetes. Así, un error detrás de otro, El Glorioso fue aumentando su renta a lo largo de una primera parte en la que le bastó y le sobró con aprovechar los constantes fallos de un oponente al que no se puede calificar como tal. Una mala cesión de Durántez propició el segundo gol, obra de Dennis. En un rechace del portero en el que Geni se adelantó a toda la defensa cayó el tercero. El cuarto, poco antes del final de la primera parte, llegó al culminar Sendoa con una preciosa volea un gran contraataque. Coser y cantar para un Alavés que ni siquiera necesitó despeinarse ante las constantes concesiones de un Palencia que veía castigado con un gol cada error que cometía, y no fueron pocos.
En este sentido, especialmente avispado estuvo un Dennis que se erigió en protagonista con sus acciones. El extremo castellonense fue objeto del penalti que le costó a Leke la expulsión y, posteriormente, se aprovechó de una mala cesión al guardameta de Durántez para conseguir el segundo gol. Por si fuera poco, también fue protagonista en el tercero, con un preciso pase largo al pie de Sendoa que la genialidad del vizcaíno con su volea se encargo de transformar en una preciosa asistencia.
La historia del partido se había acabado incluso mucho antes del paso por los vestuarios, pero el Alavés tenía la obligación de seguir trabajando para comenzar a mejorar los aspectos en los que hasta la fecha ha naufragado. Así, se pudo ver a una defensa mucho más seria y sólida, bien secundada por los centrocampistas, y también cambios a la hora de contener las jugadas a balón parado del rival. Eso sí, en los minutos finales el Palencia fue capaz de generar algo de inquietud en torno a un Rangel que tuvo que echar mano de sus reflejos para dejar su portería a cero por segunda vez esta temporada.
Mientras tanto, en ataque siguió disfrutando el equipo de Granero de oportunidades de aumentar su renta, aunque el quinto que redondearía la tarde se hizo esperar hasta la siempre oportuna irrupción de Jito y su talento para cazar cada balón que pasa en el área. Antes se chocaron con los palos Azkorra, al que el gol se le sigue negando a pesar de su gran trabajo, y un Sendoa que deja perlas de su calidad cada vez que toca el balón.
En suma, un partido prácticamente redondo en el estreno soñado por Granero, aunque queda claro que no todo el monte va a ser orégano. Gana tres puntos y mucha tranquilidad un Alavés que ya es sexto y que acaricia los puestos de play off. Eso sí, no es momento para regocijarse y dormirse. Hay que seguir trabajando. Y mucho.